lunes, 7 de julio de 2008

Una suspensión obligada

-- Ella está desolada. Aturdida. Entre el calor y el problema… ¡menudo problema!... ¡no lo esperaba nadie!
-- ¿Y ahora qué va a hacer con lo que tenía previsto?
-- Eso digo yo. Y eso dice ella. ¡Con el trabajito que cuesta organizar una cena en la playa! ¡Y con la categoría de los comensales a los que se pensaba invitar… y que ya habían anticipado su asistencia! Porque el resultado estaba cantado… lo que se dice cantado… pero ya ves… las cosas.
-- ¿Está ella más afectada que él?
-- Yo creo que sí. El es muy listo y lleva muchos años en este mundillo.. .Ahora se presentó a esto porque de alguna forma lo empujaron.
-- ¿Quién lo empujó? ¿Ella?
-- Pues… su propia ambición y ella, por supuesto. Ella ha aguantado carros y carretones. Y siempre ha estado a su lado.
-- Sí, hija.Pero luego bien que le sirvió el cargo para conseguir un palco en la Plaza de San Francisco.
-- ¿Un palco, nada más? ¿A ver si te crees que las consideraciones sociales de que disfrutaban las conseguían por sus caras bonitas?
-- Es que ser alguien en el planeta de las cofradías todavía tiene mucho peso en Sevilla.
-- Y si se forma parte del Consejo, aun más.
-- No creas. Hay opiniones para todos los gustos. Incluso existen quienes piensan que los del Consejo son cofrades o cofradas con el ego subido que lo que quieren es figurar a costa de las hermandades.
-- Es posible que piensen así. Pero eso es porque desconocen sus trabajos y obligaciones y el tiempo de su legítimo asueto o de sus responsabilidades familiares que le tienen que dedicar.
-- Todo ha cambiado mucho.
-- Para los que no han salido, desde luego. Revisa el panorama: En vez de presidir la reunión como triunfadores, se encuentran con el tiempo libre y las elecciones perdidas.
-- Dios los junta.
-- Dios escribe derecho con renglones torcidos.
-- ¿Tu sabes quienes han ganado?
-- Los de las otras candidaturas.
-- Sí. Desde luego. Pero alguien más: Las familias, desatendidas sin querer por el exceso de ocupaciones cofrades, y, sobre todo, los mayores, esos que siempre dicen: pero hijos míos ¿no tenéis bastante? …¿Cuando lo vais a dejar?

1 comentario:

manolo dijo...

No hay mal que por bien no venga, así dice el refrán. La derrota será dura pero pronto se daran cuenta de la tranquilidad que les invade. Aunque algunos están enfermos con tal de estar a toda costa en el poder. Una vez maestro ha dado en el clavo con el artículo.

saludos