miércoles, 20 de agosto de 2008

Y dale con la seriedad de Bilbao.

Yo no se si se lo tienen aprendido y lo sueltan como recurso cuando no se les ocurre otra cosa, o han firmado un contrato que les obliga a decirlo tres o cuatro veces cada cuarto de hora como el jamón ese de don Maximiliano que le toca vaya usted a saber a quien porque nunca lo han mostrado recogido por las cámaras.

Lo cierto es que si usted, querido colega del uso y desuso del ordenador, de Internet y de esta maravilla que son los blogs, está siguiendo la transmisión de las corridas de la Feria de Bilbao por Canal Plus,desde el 16 al 24 de este mes, habrá sabido ya mucho, muchísimo, de la seriedad de Bilbao.

Yo, aficionado adecuado a la comodidad de la tecnología, que me he abonado por la módica cantidad de 29,95 y saboreo cada tarde desde el mentado 16 que fue sábado y nos dieron rejones hasta el próximo 24 que será domingo y veremos a los Victorinos, se más que nadie ya de la seriedad de Bilbao. De manera que como siempre se dijo que íbamos a los toros a divertirnos, he empezado a cambiar mi discurso y le digo a mi parienta cuando me siento ante el televisor que, para ponerme a tono, me traiga un periódico abierto por las mortuorias.

Mi parte contraria me acerca también un yogurt, en vez de un vaso de leche, y ambos nos disponemos a contemplar el festejo que comienza con un primer plano del espectador de cara más atravesada que han podido encontrar en la ciudad, don Matías, al que han investido como presidente perpetuo, no solo porque sabe de toros, sino, debe ser, porque tiene cara de mala leche y eso debe parecerles a quienes le nombraron que encaja perfectamente con la seriedad de Bilbao.

Don Matías se sienta en el palco presidencial con aire clarísimo de venir de darle dos guantazos al primer alguacilillo que le ha preguntado la hora… aguanta la corrida como si padeciese un insoportable dolor de estómago… y no da un rabo a Hermoso de Mendoza no porque no se lo merezca sino basándose en el incontrovertible argumento de que, “si en Bilbao llevamos cincuenta años sin dar un rabo, cómo lo voy a dar yo”… ¡Ole, tío! ¡Viva tu casta de presidente perpetuo! ¡Marchando cincuenta años más de presidencia para don Matías!

Dejando las bromas inesperadas, que supongo aguantará estoicamente don Matías, si llega a conocerlas, con su probada paciencia, la verdad es que resulta muy agradable el espectáculo de las corridas bilbaínas: una plaza con moderno caché, con personalidad y con una empresa capaz de trenzar unos carteles con indudable atractivo en los que figuran la flor y nata de la torería hispana.
Serios son los carteles de Bilbao… serio es el toro de Bilbao… seria y consciente es la afición de Bilbao… y serio es don Matías, vocación perdida de jefe de personal, enfrentándose con una huelga en los Altos Hornos, trasladado al palco en el que se acoda cada tarde sobre un cartel colgado al revés.

Lo menos serio de la muy seria plaza de Bilbao es esa niña disfrazada de alcaldesa de la solanera que, como traslación del divertido alcalde de sol pamplonica, aparece cada tarde, para imponer al torero triunfador un pañuelito azul en el cuello.

Pierde el tiempo. Allí no se ríe nadie porque no hay nada más serio que la plaza de toros de Bilbao. Empezando por don Matías.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que arte, que jartá de reir!!!

arimatea en el exilio dijo...

Si D.Matias se enterara de este comentario no se yo si no acabaría con la tradición de los cincuenta años y te cortaba el rabo