miércoles, 8 de octubre de 2008

El caballito de San Fernando

He reflexionado profundamente sobre una cuestión que me viene inquietando los últimos días: la incomprensión de los sevillanos hacia el Ayuntamiento.
Tenemos un Ayuntamiento que no nos lo merecemos. Una Corporación Municipal que se desvive por sus ciudadanos y a la que estos no muestran la consideración y el agradecimiento que merecen sus desvelos.

Adelantan los periódicos, reiteran las emisoras de radio y comentan los corrillos de desocupados que se van a subir los billetes de autobús y aun llega el descaro de los consumidores a permitir que aparezca en primera página de la prensa la noticia de que a ellos la medida les parece abusiva.

Naturalmente se ha oído de inmediato una humeante voz que se ha apresurado a salir al paso cargada de razón advirtiendo que la subida habrá de entenderse motivada por el incremento brutal del gasoil, añadiendo que no se ve “justo” que con lo que ganan los pensionistas tengan además el bonobús gratis.

Por si fuera poco son unos exagerados alarmistas quejándose de que los precios llevan once meses creciendo por encima del cuatro por ciento, y, sin embargo, la sensación que tienen ellos es de que suben mucho más deprisa.

Mentira podrida. Aducen que varios bienes que compran todos los días crecen a ritmos alarmantes. El aceite más de un 40 por ciento; la harina un 28,3; el arroz un 14,77…. Pues que compren otras cosas. Qué manía de adquirir siempre lo que sube. Chocheces de viejos, no cabe duda.

Consideraciones acertadísimas y equilibradas que la estulticia de este sector social, lleno de carcas antiguos y meapilas, que son los de la tercera edad, no termina de comprender.

Si las bicicletas se han puesto para los jóvenes y las jóvenas (besitos para Bibiana) y las paradas de taxis se han llevado a los chirlos mirlos, ahora se sube el precio de los autobuses y se anula el bonobús gratis para que los mayores cuiden su salud, para que caminen que seguramente es lo que mandan los médicos del Seguro a todos ellos en atenta observancia del estado cardiológico de sus corazones.

El “caballito de San Fernando” que hasta se ha olvidado que se traduce como un rato a pie y otro andando es lo que necesita ese amplio grupo de sevillanos desagradecidos.

Y meditando iba yo en estas verdades cuando me crucé con un diligente edil que se dirigía a la Casa Grande hablando sin parar por su teléfono móvil y seguido como es natural por sus escoltas. Seguramente no querría llegar tarde a cualquiera de las muchas reuniones que supongo se vienen manteniendo estos días de crisis y zozobras para diseñar una estrategia avanzada que equilibre los presupuestos para ahorrar dispendios.

Y digo esto porque cuando fui a cruzar la calle para llegar a la otra acera hube de detenerme hasta que pasara un veloz automóvil oficial del municipio con otro edil en su interior. ¡Cuántos gastos necesarios, madre mía!, me dije conturbado.

¡Cómo para no tener que subir el billete del bus!

3 comentarios:

José Luis Garrido Peña dijo...

Tocayo, cómo me alegra encontrarte. Los maestros como tú nunca se jubilan. Muchas felicidades por tu blog.

Un beso y un abrazo



José Luis Garrido Peña

José Luis Garrido Bustamante dijo...

Lo mismo te digo,sobrino.
Compártelos en familia.
Los mando multiplicados para ti.

Anónimo dijo...

Me mandaron el bonobus para ancianitos de más de 65 años hace dos meses y ya me lo quieren quitar, no hay derecho, además no soy primo, ni cuñado, ni hermano, ni suegro, ni ná de ná, de los miembros y miembras del gobierno municipal.Ni fumo en pipa.