jueves, 20 de noviembre de 2008

Para el señor coadjutor, lamentándolo mucho.

Mal empezamos Monseñor. A las circunstancias peculiares que se han dado en la difusión de la noticia de su nombramiento se añade ahora el resumen que se ha publicado de sus contestaciones a la entrevista que le hicieron los compañeros del programa “El Llamador” de Canal Sur Radio.

Uno de los titulares no puede ser más llamativo: “Monseñor Asenjo anuncia que respetará a las cofradías que siguen sin integrar a las mujeres en sus cortejos”.
Pues, ¿Qué quiere que le diga?... Acaba de dejar Su Excelencia con el trasero al descubierto a todos los hermanos mayores que han luchado lo indecible en los últimos tiempos para recibir aprobadas las nuevas reglas condicionadas a la aceptación de la igualdad de derechos para la mujer en la cofradía equivalente a permitir la salida de nazarenas. Y, entre ellos a mi hermano mayor, recientemente sustituido en las últimas elecciones, tras haber agotado sus dos mandatos, que afrontó el problema aun con la plena consciencia de que una medida como esa en una cofradía como el Calvario, de rígidas ordenanzas de salida y, por lo mismo, ideada y planificada solo para hombres, habría de tener un alto coste.

Pero es que, además, perdone que se lo diga, me parece avanzar una decisión falta de delicadeza con el criterio que siempre ha mantenido el señor Arzobispo del que usted acaba de ser nombrado coadjutor. Y, por si fuera poco, a mí también me ha hecho la cusqui. Yo estaba intentando convencer de lo contrario a quien afirma que la Iglesia hoy dice una cosa y mañana otra. ¿Y ahora qué hago?
Sí, ya se, que hay que distinguir entre la jerarquía y la Iglesia. Pero vaya usted a convencer al que, manteniendo lo contrario, se da de bruces con un ejemplo que le viene al pelo.

Sevilla sigue padeciendo en el trato que recibe de los delegados del Vaticano ese agravio comparativo del que en no pocas ocasiones pasadas se han resentido sus relaciones con la Mitra.
Sin conocernos a fondo, sin saber de nosotros, ni de nuestra religiosidad, poco más que lo que se lea en Wikipedia, cualquiera de los que hoy se titulan católicos militantes de allende nuestras fronteras se cree con derecho a imponernos sus criterios y a alentar a los pastores que nos imponen.
¿Le habrían mandado a vuecencia a Bilbao de dónde posiblemente saldrá Blázquez para sustituir a Cañizares cuando a éste se lo lleven a Roma… o a Pamplona… o a Barcelona… o a Valencia donde el arzobispo hace tiempo que superó la edad del relevo?...
Si, por lo menos, hubiera venido con tiempo, como visitante, aquí, y se hubiera empapado de nuestras cosas, que no son de ahora Monseñor, sino de toda la vida, otro gallo, y no el de San Pedro, nos habría cantado.

Ahora parece que quiere usted simpatizar con los cofrades y lo primero que hace son unas declaraciones que han suscitado los más encontrados comentarios.
No he podido eludir el recuerdo del cuento del frailecillo en el Juicio final. Cuando Dios Padre comprobó que toda la multitud que se extendía ante El había pecado contra el sexto mandamiento, menos el monje, y decidió perdonarlos a todos, lo que, inmediatamente, provocó su amarga reacción:

-- ¡Hombre,no!... ¡Eso se avisa!

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