miércoles, 10 de junio de 2009

El Corpus.

Una vez más,gracias a Dios,la mariana y eucarística Sevilla volverá a mostrarse en honra y oraciones de romero y juncia hacia el Cuerpo de Cristo, ese Corpus Christi que, en el pareado sencillo, redactado como avanzadilla de slogan publicitario, de los tres jueves del año que relucen más que el sol,Jueves Santo,Corpus Christi y el Día de la Ascensión,se mantiene a duras penas con el Jueves Cofrade respetando la ubicación en el almanaque y el color festivo de la jornada.

Las dos conmemoraciones siempre estuvieron unidas precisamente por las cofradías. De las representaciones sacras que se llevaban a cabo en los carros y medios carros acogidos en los recodos de plazas y callejas donde actuaban compañías del estilo de la Comedia del Arte interpretando breves piezas adecuadas al Misterio Sacratísimo, denominadas passus, tomaron los primeros cofrades el modelo para los altares movibles de sus imágenes que terminaron denominando precisamente así, pasos.

Y de las escenas sobre aquellos escenarios rodantes asumieron los ejemplos para representar las páginas evangélicas de la Pasión en los que actualmente conocemos como pasos de misterio.

Sin las cofradías,el Corpus en Sevilla no sería lo que es. Ni sin el quehacer esforzado de ese cofrade ejemplar que se llamó Juan Castro Nocera, precursor y pionero de una escuela que afortunadamente ha encontrado diligentes seguidores.

Han corrido los años, las costumbres y las ideologías. Ya no cubre el ejército las calles del itinerario desde las primeras horas de la mañana, con casco de hierro y guantes blancos.Ni Antoñito Procesiones, con sus enormes pies como transatlánticos, va anticipando la tarea de los barrenderos, llevándose delante de la Banda de Música el romero que tapiza el enlosado. Pero habrá más representaciones de Hermandades con estandarte y varas a las que las sacramentales añadirán los rojos cirios eucarísticos. Los niños “carrancanos”, los “que arrancan” la procesión, seguirán iluminando la mañana con las luces parpadeantes de sus hachetas cuyas gotas de cera caerán sobre sus cubrecabezas de cartón y estaño y el itinerario será el mismo, el de siempre, el que se ha seguido desde el siglo catorce,sesenta días más tarde de la Resurrección,el jueves siguiente a la Octava de Pentecostés.


- Puerta de San Miguel
- Plaza de San Francisco
- Calle Sierpes
- Cerrajería
- Cuna
- Plaza del Salvador
- Calle Francos
- Placentines
- Plaza Virgen de los Reyes
- Y entrada por la Puerta de Palos de la Catedral

Cambiaron los nombres de la topografía.Pero se mantuvo el recorrido y la composición del cortejo al que en esta ocasión como importante y gozosa novedad, se ha incorporado un nuevo paso con la Imagen de Santa Ángela de la Cruz, devoción y orgullo de Sevilla.

Nadie más podría completar con tanta autoridad una de las más queridas tradiciones de la ciudad que la vio nacer.

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