sábado, 26 de septiembre de 2009

Corazones con freno.-

Gertudis era la mujer más vieja de la tierra y se murió el otro día.Vino al mundo cuando todavía era legal la esclavitud y aún no se había descubierto la penicilina. Gertrude Baines, una ex asistenta afroamericana, se despidió de la vida mortal después de 115 años de existencia, siendo la persona más vieja del planeta. Falleció en Los Angeles en el Western Convalescent Hospital.
Meses antes había batido el récord de longevidad después de que otra alma gemela de 115 años, la portuguesa María Jesús de Portugal, falleciera cediéndole el puesto por unos meses. Lo llevó con dignidad e incluso le dieron las fuerzas para acudir a votar por Obama en las elecciones presidenciales de noviembre, un hecho histórico en memoria de su padre, un esclavo negro sometido por los capataces de las plantaciones algodoneras del sur del país a finales del siglo XIX.
En esa época, en abril de 1894, nació Baines. Ese año, Coca-Cola comenzó a beber su popular refresco en botellas mientras en Inglaterra se fundaba el Manchester United y en Rusia Nicolás II se proclamaba zar.
Faltaba mucho para que los afroamericanos disfrutaran de los mismos derechos que los blancos y a Baines le tocó vivir la discriminación y el racismo en carne propia. Tardó años en poder acudir a las urnas.
Sus cercanos dicen que ella siempre se tomó con curiosidad y cierto escepticismo toda la atención a su alrededor. Cuando le preguntaban por enésima vez que qué hacía para durar tantos años siempre respondía lo mismo: "Pregúntenle a Dios".
Yo no se si en el fondo le daba gracias también por no haber caído en las redes hipócritas de los mandamases de pacotilla que ansían desprenderse de los viejos porque estorban y cuestan mucho y los dejan abandonados en el verano en las camas de los hospitales o escriben artículos defendiendo por confusas razones eso que llaman una muerte digna, como disfraz de guardarropía de la más desoladora y egoísta eutanasia.
Jardiel Poncela el genial humorista español, tomado como maestro y precursor literario, según confesión propia, por el admirado Manuel Barrios, mantenía que convenía morirse a tiempo y que eso de frenar el decurso de la existencia y volver atrás puede acarrear insólitos problemas convivenciales.
Son los que trataba en la escena proponiendo el experimento de un grupo que merced a los descubrimientos de un científico en vez de envejecer se iban rejuveneciendo cada jornada.
En clave de humor, indispensable para abordar estos temas sin amargura, en “Cuatro corazones con freno y marcha atrás”, estrenada con notable éxito a mediados de los cuarenta del pasado siglo, le hace decir a una de sus protagonistas, Valentina, ante la contemplación de una hermosa puesta de sol.
“¿Qué ha amanecido un día más? ¿Y qué significa para nosotros un día más?... Un día más de bostezar, de vegetar, de mirarnos unos a otros a las caras… Si fuera un día menos…
Gertude Baines, ante un día nuevo le daba gracias a Dios. Nosotros también.

1 comentario:

juradomanuel dijo...

Eso mismo me pregunto yo cuando dia a dia
veo a la abuela de mi mujer de 103 años,la
veo levantarse a las 8 de la mañana,hace las cosas de la casa,plancha que es su devocion menos tocar la candela (demasiado) tiene mucha vitalidad y se enfada si no le da su hija un paseito.(que secreto) ella podra decir lo mismo "preguntale a dios " la verdad es que las personas mayores de esas generaciones estan hechos como los toreros como los toreros de otra pasta y lo que pasaron en su epoca,no como las
generaciones de la modernidad.que tienen
de todo.