sábado, 8 de mayo de 2010

Feria de San Isidro.Radiografía de la ignorancia.

La tele es fisgona, entrometida y acusica. Cuando en las retransmisiones de fútbol el árbitro no tiene claro si ha sido penalti, o no, el replay repite una vez y otra esa mano rapidísima del defensa que ha captado con nitidez el objetivo de una cámara y cuando desde las gradas o las andanadas no se aprecia si una estocada está desprendida , viene Víctor Santamaría el realizador de Canal Plus y ofrece un primer plano que no ofrece dudas.

Por eso cuando se ponderaba la calidad de la afición de Madrid era cuando las cámaras entraban de higos a pepinos en el coso de las Ventas y el aserto rodaba sin discusión posible.Hoy, con la Feria de San Isidro diariamente en los televisores, han cambiado las cosas.

En la corrida de José Luis Pereda,la Dehesilla, apareció en quinto lugar un pavo cinqueño,largo y veloz como el AVE, que apretaba con el capote por el derecho, y, ante el que Morenito de Aranda, que era el segundo espada, se mostró extraordinariamente decidido. Vio que el pitón bueno, o, por mejor decir, el menos malo era el izquierdo y le enjaretó unas series de naturales citando a la distancia precisa y arrastrándole la muleta que fueron de categoría.

De pronto, el toro se le quedó debajo, no obedeció la trayectoria de la tela y le pegó una voltereta de susto. Todos llegaron a temer lo peor. Pero se levantó y volvió a la cara con la taleguilla destrozada haciendo gala de un valor sin tacha. Luego lo mató de manera fulminante. La oreja resultaba de plena justicia, pero don Julio Martínez, el presidente, se la negó.

Yo no sé…no podré saber nunca, cómo estos señores cuentan los pañuelos para determinar si hay mayoría o no. Puede que no la hubiera. Mas para eso está su presunto conocimiento de la Fiesta y no su pusilanimidad que es categoría de pusilánime, adjetivo que puede aplicarse como sinónimo suave de indecisión y cobardía.

La radiografía que ofrecen las cámaras de un público representante de la cantada excelente afición madrileña no puede ser más desoladora. Un respetable que no valora la gallardía de una faena como la de Morenito… ni aprecia la estocada antológica… y luego pita a un picador porque se ha saltado la raya para castigar a un manso se describe por sí solo.

Se supone que el presidente debe cubrir su ignorancia, su fatua presunción y sus torpezas.Para eso sube a un palco que en esta corrida llenó de ignominia el señor don Julio Martínez, preso de su indecisión y más dado a contar pañuelos en vez de emociones.

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