martes, 22 de marzo de 2011

Confusión.

No me entero. No entiendo nada. Estoy hecho un lío.

Resulta que el presidente del gobierno que rige al país donde vivo, no votado por mí, pero aceptado según las elementales normas democráticas, que se sentó en el sillón presidencial con aura de pacifista y divulgó una parida tan absurda como eso de la “alianza de civilizaciones” ahora ha salido halcón y nos ha metido a todos en una guerra que, por mucho que se quiera enmascarar con los recursos de una fraseología pulida, es una conflagración que, como todas, se sabe cuando empiezan, pero es imposible predecir cuando acaban.

Y esto lo ha hecho él solito. Antes de consultarlo en sede parlamentaria y, en consecuencia, con una insólita y punible precipitación política.

Ni los más conspicuos analistas de la situación son capaces de salir de su asombro.

Una guerra es una guerra. Dista mucho de ser esa aventura rosada de los principios de “Lo que el viento se llevó”. En una guerra se mata y se muere. Y lo mismo que la televisión nos muestra el grado de preparación de nuestros pilotos de combate, mañana puede recoger, Dios no lo quiera, el traslado de sus féretros a hombros de sus compañeros cantando “La muerte no es el final”.

Supongo las consultas que debe estar haciendo a sus manuales de experto en imagen, trabajo que desarrolla en una importante agencia de publicidad, el señor esposo de doña Carme Chacón, distinguida almeriense por parte de padre, bombero emigrado a Cataluña, para presentarla agradable y atractiva y como apaga fuegos en vez de como incendiaria, ante esa opinión pública a la que, según parece, piensa pedir el voto para sustituir a Zapatero cuando abandone su Ministerio de Defensa.

Difícil lo tiene el muchacho. Tal vez por eso la ministra cada vez aparece menos. Y; supongo que, como su jefe de filas, esté tratando de sepultar en el fondo de los cajones más secretos esas secuencias televisivas en que mostraban al líder libro coronel Gadafi, en una lujosa jaima que caprichosamente había conseguido que le instalasen, en la visita que nos hizo para comprar armas y explosivos.

En su tierra estamos ahora sorteando las balas que le vendimos. Y la otra ministra, la de Exteriores, aventurando que también tendremos que mandar fuerzas de Infantería.

Otra duda inquietante. ¿Llegaremos a la movilización?...

¿A quienes?... ¿A los muchachos que no hicieron la Mili o a los últimos que estuvieron en el Campamento que mandaba el coronel Chaves, padre de nuestro anterior presidente de la Junta de Andalucía?

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