jueves, 15 de septiembre de 2011

Salas llevaba razón.

Y la sigue llevando. Salas es Juan Salas Tornero, presente en la actualidad en los puertos de atraque en donde echa sus amarras la Nao Victoria y sentado siempre en alguno de los sillones doctorales del magisterio cofrade.

Cuando llegó la noticia de que al Cardenal Arzobispo Carlos Amigo lo iba a sustituir en la Sede Hispalense Monseñor Asenjo, departía en una reunión de asistentes a una recepción social y dijo como frase conclusiva y elocuente “otro señor al que hay que enseñarle de qué va esto”.

Yo hablaba mucho con Juan Salas cuando ambos abandonábamos brevemente nuestras tareas profesionales que desarrollábamos en despachos próximos para desayunar en la desaparecida Cafetería America y se de su ponderación y de su acierto, tal vez no suficientemente comprendidos en su Hermandad de las Siete Palabras.

La frase la consideré acertada y el tiempo me viene confirmando mi opinión. Siempre ha sido así. Es cierto que resultaría esperpéntico que la Jerarquía Eclesiástica tuviese que realizar un cursillo de comprensión de las cofradías antes de tomar en sus manos el báculo del pastoreo arzobispal pero no sería inadecuada decisión dejarse aconsejar por expertos en vez de por clérigos obedientes y sumisos.

En pocos sectores del laicado actual, y me atrevería a decir que en ninguno, va a encontrar la Autoridad Eclesiástica un mejor clima de comprensión y deseos participativos. Y no están las cosas como para permitir enfrentamientos y disensiones.

En los corrillos cofrades y hasta en la prensa cuando aborda el tema de las hermandades circula el comentario del control que don Juan José quiere establecer para el nombramiento del pregonero. Se especula con que su actitud puede estar motivada en la confidencia que hizo el que no solía ir a Misa. Yo creo que viene de atrás. Cuando desde el escenario del Maestranza le lanzaron inconvenientes dardos que hirieron su sensibilidad.

Esto significa que su postura puede disponer de los avales de la lógica, pero modestamente, me parece que debe meditarse a la luz de la larga historia de las cofradías sevillanas y sus relaciones con la mitra, postura que haría innecesaria la recomendación de Salas aunque en modo alguno habría de desposeerla de su veterana sabiduría.

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