domingo, 29 de enero de 2012

Adios a Pepe Peregil …

Se ha callado su voz. Se ha desvanecido para siempre el eco potente de esa cascada de sonidos que cruzaban el aire como flechas vertiginosas en los días de Semana Santa engarzándose entre melismas para que llegase a las plantas de un cristo o de una virgen la penitente oración cantada. Con lo difícil que es entonar una saeta al aire libre y lo fácil que parecía cuando salía de su garganta.

No consigo recordar cuando vi por última vez a Pepe Peregil. Sí me viene a la memoria la ocasión más reciente en la que estuve hablando de él. Fue con uno de mis hijos y la conversación giró en torno a su enfermedad y a su decisión de superarla con ánimo decidido. Por eso le pidió a Antonio Burgos que le escribiera ese artículo precioso que es hoy pañuelo de recuerdos y emociones.

Transmitía Metropolitan TV, esa nueva red de televisiones locales, nacidas al amparo de los erráticos acuerdos del gobierno anterior para remodelar la tele en la TDT, una de las sesiones clasificatorias del Carnaval de Cádiz y los chirigoteros que encarnaban el “tipo” de unos viejos, le dedicaron un pasodoble.

No puede darse mayor contradicción en una necrología. Pero se justificaba plenamente conociendo al cantaor incinerado esa misma tarde que lo mismo le entusiasmaba el pito de caña y la gracia gaditana que las sevillanas de las casetas o ese jamón serrano inmortalizado por él para siempre como trasfondo sonoro del baile por ser de pata negra.

Pepe era la medalla de la sonrisa, de la colaboración y del aquí estoy para lo que haga falta, han escrito en ArteSacro en clara referencia al homenaje en vida que la ciudad oficial no supo darle a pesar de haberlo merecido con creces.

Tal vez era porque estaba muy ocupada en rotular como Pilar Bardem la avenida que ahora se llamará Virgen de las Mercedes.

3 comentarios:

No cogé ventaja, ¡miarma! dijo...

Para mí que Pepe consiguió la Gloria D. José Luís.
No conozco a nadie que haya hablado mal de él, como bien dice usted era un hombre entregado y no había colaboración que se le pidiera que no tuviera pronta respuesta suya en sentido afirmativo.
Era un hombre agradable, simpático, gracioso y cariñoso para todos y con todos.
Este es de los hombres que seguro, que por muchos defectos que haya tenido en su vida, consigue sentarse a la derecha del Padre.
Yo estoy seguro que mi Señor "Chiquitito" de la Salud y su Madre Bendita de la Candelaria lo echarán de menos el Martes Santo en la calle Cano y Cueto.
Un abrazo y gracias por saber escribir de él como muchos desearíamos hacerlo.

José Luis Garrido Bustamante dijo...

Gracias a tí, por leerme. Un abrazo

Jordi de Triana dijo...

“A la voz del capataz Sevilla se hace pañuelo” rezaba una saeta contundente que descendía como aterciopelada caricia desde un balcón que asoma a una plaza embebida de sueños y vivencias. Retumbaba en el horizonte cercano una voz fortalecida por el corazón que dictaba cada palabra, suspiro e incluso silencio que alcanzaban al madero del sacrificio. Los ojos de Dios clavados en el Pueblo iluminaban el sendero de los sorprendidos cofrades, absortos ante el torrente de voz que clamaba justicia por el sacrificado Cordero. El eterno capataz que mora en la Sevilla celeste ha tenido a bien llamar al martillo y su abnegado costalero ha levantado su cuerpo al Cielo. Quebrada la voz del saetero, sobre el adoquinado cayó su pañuelo. Sevilla lo tomó prestado para llorarle a su Peregil del alma. Lágrimas al despedir a un sevillano insigne que esculpió su leyenda a golpe de corazón y amando a su Ciudad querida. Lágrimas de una Virgen que llora sin consuelo y que volverá a pasar, esta vez en silencio y bajo el mudo eco de una lejana saeta. Lágrimas por Santa Catalina, la agonía de sus quebradas paredes y una puerta encallada en el olvido. Dos ríos tiene Sevilla, uno que desde hace siglos la atraviesa de costado a costado navegante de orilla a orilla y otro que hace poco nació de las lágrimas de los sevillanos que lloran por Pepe, su trovador saetero.

Muchas gracias maestro por recordar a un gran sevillano. Mi primer recuerdo una saeta a mi Cachorro de Triana en mi primera estación penitencial en la Semana Santa de Sevilla, este año lo recordaré más que nunca cuando acompañe al Gran Poder como uno de sus devotos de ruán. Un fuerte abrazo.