sábado, 5 de mayo de 2012

Anna y los abuelos olvidados

Parte el corazón leer el escueto mensaje que dejó una madre griega en la guardería donde solía llevar a su hija: “Hoy no volveré a recoger a Anna.No tengo medios para ocuparme de ella. Encargaos vosotros. Su madre”. Y aun resulta más duro el titular con el que Irene Hernández Velasco, la enviada especial de “El Mundo” a Atenas, titula su reportaje: “El abandono de niños griegos se dispara un 300 por ciento debido a la crisis”. De “las mujeres y los niños primero” que solía recomendar el capitán del barco cuando éste empezaba a hundirse y él se quedaba a bordo porque no se apellidaba Schiafino, se ha pasado a “los viejos y los niños primero” cuando llega la crisis y las madres solitarias y pusilánimes no saben nadar en el revuelto mar de la insolidaridad y el egoísmo. ¿Qué cara pondría la pobre Anna cuando le dijeran que su mama no iría a recogerla para llevarla a casa? La periodista nos dice que eso sucedió en abril del año pasado. Desde entonces todas las especulaciones son posibles. Pero la más terrible es que el ejemplo de la madre de la pobre niña abandonada ha cundido y numerosas progenitoras de otras Annas inocentes han seguido el mismo camino disparando de manera brutal las estadísticas. Ya se ve que la crisis no azota por igual. Primero se ceba con los más débiles. A los abuelos les reducen las pensiones y a las niñas Annas las dejan sin recoger en las guarderías. El director de SOS Children Grecia, una ONG que recogía hijos de drogadictos y prostitutas, se ha visto obligado a la ampliación de esta clientela que, en contra de lo que pudiera suponerse, no solo procede de madres solteras sin recursos, sino también de familias estructuradas, pero con el padre y la madre en el paro. Me preocupan los ancianos sin la cobertura de una pensión suficiente. A lo peor mañana nos cuenta la periodista que los dejan olvidados en las gasolineras.

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