domingo, 15 de julio de 2012

La sombra y el sol

Así. En este orden. Primero la sombra que es luz atenuada con incursiones de oscuridad. Y luego el sol que lo inundará todo en una oleada caliente colmada de confiada ilusión. En los prolegómenos de la última corrida de los Sanfermines, transmitida en directo por el Canal Plus Toros, Manolo Molés, habitualmente dado a mostrar su fluida palabrería, daba la impresión de tener que buscar las frases acertadas para mantener un diálogo telefónico con ese excelente subalterno que es Vicente Yangüez El Chano, cogido de mala manera el día antes que le atendía inmovilizado en la cama del hospital. Era la oscuridad y hasta los malos presagios. Era la sombra. Luego se produjo el éxito de Padilla, aclamado por ese corazón gigante formado por los miles de corazones de los navarros que habían disfrazado a sus peñas de piratas con el parche en el ojo y hacían ondear agigantadas banderas de corsarios, rendidas ante el valor, la gallardía y el buen toreo del Ciclón de Jerez. “Padilla, maravilla”, le gritaban desde los tendidos de la plaza pamplonica todas las voces a una. Antes había declarado el Chano desde la blanca cama hospitalaria: “Yo tampoco me rendiré”. Épica y grandeza de la fiesta de los toros. 'El Chano' había sufrido la noche anterior en la plaza de Ávila un gravísimo percance al ser arrollado por un novillo de La Glorieta que le produjo la rotura de la vértebra L1. Actuaba en un festejo menor a las órdenes de Milagros del Perú y el percance sobrevino en el tercio de banderillas del último novillo que le arrolló a la salida de un par dejándole inmóvil en la arena afirmando que no sentía las piernas. Fue evacuado al Hospital Clínico Universitario Virgen de la Vega de Salamanca para ser tratado por especialistas en neurocirugía. El futuro es incierto. El torero ha pedido que le lleven a las proximidades de su domicilio, en Parla, para estar cerca de su familia. Si no fuera por eso se le podría sugerir que se viniese a Sevilla donde su presencia departiendo en los veladores de la terraza de Las Piletas tras los muchos festejos en los que intervino en la Maestranza teniendo que desmonterarse en ellos, se había hecho familiar. Aquí, precisamente, un cirujano traumatólogo, el doctor Fernando Fernández Mancilla, en la actualidad médico consultor honorífico de la Unidad de Columna del Hospital Virgen del Rocío, recompuso el maltrecho espinazo de Jesulin de Ubrique, tras su espeluznante accidente de tráfico, de manera tan espectacular que su descripción acompañada de secuencias filmadas sorprendió a los miles de televidentes del programa de toros que yo hacía en Giralda Televisión, cuando todavía no era emisora municipal, disparando su audiencia al ser repetido días más tarde. El sol tiene que salir también para El Chano como ayer alumbró incontenible a ese indomable ejemplar de la raza humana que honra a la profesión taurina y se llama Juan José Padilla.

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