sábado, 18 de mayo de 2013

Del Rocio que empezaba el Sábado por la tarde


Están en el Aljarafe
todos los pueblos vacíos
porque la Virgen les llama
y van a verla al Rocío.
Y yo que solo me quedo
cuando la pena me asoma
grito a mi vieja medalla
¡Viva la Blanca Paloma!


El copy right es mío, pero lo cedo a quien quiera ponerle música. Los cuatro versos iniciales sirven para la primera sevillana. Los otros, para el estribillo.
Podrían ser la réplica de esas tan emotivas que empiezan diciendo “Está cargado de años… y sigue haciendo el camino…”
El carnet de identidad no perdona. Creo que tengo esta medalla desde el setenta y cinco. Del siglo pasado, claro. Y aun existe otra más antigua que regalé a uno de mis hijos.

En ese Rocío la presentación de las Hermandades empezaba también por la tarde como se ha hecho en esta ocasión.. A las cinco. Pero no del Viernes sino del Sábado. Y solía finalizar poco después de las diez de la noche. Cuarenta y seis hermandades desfilaban ante la Matriz. La primera, la veterana: Villamanrique. Real, imperial y más antigua. Razón por la que Almonte se denomine Matriz porque no puede llamarse Primera. La última, entonces, Bormujos, que acababa de acceder a la vida rociera y ya era devota, entusiasta y disciplinada .De Sevilla iban dos, la de la ciudad y Triana que se había fundado en 1813. Por eso está de aniversario. Doscientos años de devoción, de arte, de pintoresquismo y de categoría romera.

Mucho ha crecido el Rocío desde entonces. Ya no se cabe en la aldea. Y ha habido que arbitrar ordenanzas severísimas para regular el tráfico. Hace años que, en los días grandes, se prohíbe totalmente que rueden los coches. ¡Quien iba a decirlo! Hasta ahí se ha llegado y los vehículos a motor que empezaron a hacer el Camino llevando en un Hispano-Suiza a la familia Algarín, la de los afamados comerciantes sevillanos de la tienda de tejidos de la calle Lineros en 1920, hoy tienen que quedarse estacionados en el aparcamiento de la entrada.

No fueron los iniciadores de la romería con motor de explosión. Se les anticipó, según contaba el periodista e historiador rociero Juan Infante-Galán, el médico sevillano don Antonio Leyva que fue en compañía de don José Anastasio Martín el año anterior con motivo de la coronación canónica de la imagen.

Habría que ver aquellos vetustos cacharros superando los desafíos del itinerario. Sus dueños cubrían sus ruedas con gruesos cordajes similares a las cadenas que en la actualidad se aprietan sobre las gomas de los automóviles para avanzar por las carreteras nevadas. Pero, sobre todo, fueron impulsados por su fervor a la Virgen María.La Madre de Jesús. La única. Se llame Macarena, Presentación, Aguas o Rocío De eso no me cabe la menor duda.

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