martes, 24 de septiembre de 2013

INDIGNANTE TITULAR


Me considero un poco periodista, otro poco escritor, a ratos poetilla, por no decir poetastro, algo locutor, algo comentarista… pero mucho sevillano. Aquí no me tiemblan los dedos ni me enrojece el rubor al escribir  la palabra.
De sevillano presumo, no vacíamente, sino con la profundidad de mis raíces, mi identificación psicológica, mi formación y mi herencia sentimental.

Y eso que, como bien es sabido, no tengo nada de qué presumir: lejos quedaron los césares… los nobles que acompañaron al Santo Conquistador… los estrelleros que compartían secretos con el monarca sabio… los locos que alzaron la Catedral… el majareta que empezó a escribir el Quijote en la cárcel…,los visionarios que contemplaron la cara de Dios cargado con un pedazo de árbol… o buscando aire para respirar mientras, desde lo alto de un puente, se reflejaba crucificado en el río… los inteligentes que trajeron las luces al Alcázar… los magos del ladrillo y los azulejos que alzaron la plaza de España…
No puedo presumir de nada de eso ni de mil de bagatelas más de la historia, el arte y la cultura, porque, como bien es sabido, la realidad actual es muy distinta. Hoy los sevillanos somos gentes de poco fiar que andamos siempre con la navaja de Carmen la de Merimée escondida debajo de la blusa y desafiamos a todo bicho viviente cuando nos sueltan y nos vamos a divertirnos a un tablao de Jerez.

¿Qué pasa?... ¿Qué me he aficionado a la bebida antes de sentarme delante del ordenador?... Pues,  no señor. Simplemente hice lo de todos los días: Dedicarme a leer la prensa digital. Y he aquí el bonito titular con el que me dí de bruces:
"Un sevillano hiere a dos personas en un tablao de Jerez”.

Seguía la redacción: Agentes del Cuerpo Nacional de Policía consiguieron en la madrugada del viernes localizar y detener a J.F.J.M., natural de Sevilla y condenado en su día por homicidio y que disfrutaba de su primer permiso penitenciario, momentos después de que presuntamente irrumpiera violentamente en un conocido tablao jerezano, intentara abusar de una de las empleadas, causara heridas incisas con arma blanca a otra  y motivara el pánico entre los artistas y espectadores.
Imagino que el pánico sacudiría también y de tal modo a los responsables del rotativo, prestigioso entre los de la prensa de papel, que una hora más tarde trasladaban la noticia a lugar más discreto y corregían el titular que quedó en “Un navajero condenado por homicidio hiere a dos personas en un tablao de Jerez”

Me acordé de Evaristo Acevedo que hubiera metido en su Cárcel de Papel de La Codorniz no al navajero, sino a ese aspirante al Pulitzer que redactó el primer titular.

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