miércoles, 12 de febrero de 2014

EL CANDIDATO A DEDO


La digitalización… la dedocracia… No salgo de mi asombro. El imperio del dedo. En la radio antigua, cuando alrededor del micrófono nos alineábamos los que poníamos voz a  un programa, el realizador que se asomaba a través del doble cristal de la pecera, iba señalando con el índice de su mano diestra el comienzo de las distintas  intervenciones. A eso le llamaban “entrar a dedo”.

Hoy la radio es otra cosa y la política también. Y se puede acceder al cartel de feria de unas elecciones si aparece el dedo poderoso que señala y encumbra. 

¡Anda que no le ha caído nada al chaval ese que han estampillado en el PP! Yo que él me iba de la mano de Ana Mato, que vaya apellido que tiene para ser ministra de los que por obligación no deben matar a nadie y me ponía delante de Rajoy a decirle tres o cuatro verdades de esas que no deben salir de la boca de uno si uno no quiere que los loqueros se lo lleven en volandas .

¡Candidato a presidir la Junta de Andalucía! ¿Por  qué? Porque sí. Porque lo digo yo. Y ahí van los politólogos a devanarse los sesos para llenar las páginas de los periódicos buscando argumentos que justifiquen la gracia. Aunque después de ver el dedo de Rubalcaba…

No manda el que ponen sino el que se impone, leí una vez en un manual de práxis de la gerencia de empresas escrito tal vez por un antepasado de los marines de los barcos que están atracando en Rota.

Y, a todo esto, menos mal que el muchacho es de las Fusionadas. Una cofradía de Málaga en la que sale  como hombre de trono Antonio Banderas.

Cuando mi hijo Antonio Garrido, cofrade y costalero del Buen Fin antes de tener que someterse a la sabia pericia del doctor Trujillo Madroñal,  rodaba “El camino de los ingleses”  a las órdenes del internacional Banderas, éste y él se pasaban el tiempo de descanso entre secuencias  desgranando experiencias en torno a la forma de llevar los pasos. Antonio Banderas como hombre de trono y mi hijo como patero en la primera de Cristo.

Desde entonces a “las Fusionadas” nombre que, con el eco en los oídos de Las Penas, la Estrella, La Amargura… me había parecido siempre más de jeringuillas hipodérmicas que de cofradías, le guardo un comprensivo respeto.

De toda la apresurada biografía del candidato a dedo es lo que más ha permanecido en mi memoria. Que es cofrade. Y de “las Fusionadas”. La de Antonio Banderas.


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