sábado, 31 de mayo de 2014

OTROS VERSOS A LA ESPERANZA


Prometí  continuar espigando en papeles y recortes en busca de otros escritos poéticos dedicados a la Macarena y aquí va el fruto de mi rastreo.

Y, como en la ocasión anterior que dediqué a este tema, estaba manejando lo que redacté con motivo del Cuarto Centenario de la Creación de la Hermandad, cuya exaltación pronuncié en el escenario del Lope de Vega, con ello sigo porque veo que aparece una anécdota muy de la época.  

Leo en el libro que se editó con el patrocinio de la Fundación Cruz Campo:

“Estábamos llegando a la Catedral. La Macarena delante y el Calvario detrás. Como siempre. Todavía no se habían levantado palcos ni vallas a lo largo de la Avenida y, tras el paso de la Virgen, se adensaba una marea espesa de fieles y devotos.

Era otro año de mi ejercicio cofrade como celador general. Me adelanté. O lo procuré al menos, para avisar a los componentes de la Comisión del Consejo de Cofradías en la mesa de control de la puerta de San Miguel que la cruz calvarista venía en el tiempo marcado.
No me dejaban andar. Me abría paso a duras penas, casi a codazos. Hasta que se me interpuso una barrera infranqueable.

Por favor, dejen que pase –les dije- tengo que pedir la hora.

¿La hora?... – dijo uno mirando mis ojos a través de los ojales del antifaz -¡Esa se la doy yo ahora mismo! . Consultó su reloj y concluyó: las cinco y media ¡Gloria bendita!.

La Macarena estaba allí.  Aquello era la hora de la Gloria

La suma belleza, la suma armonía.
El Cielo en la tierra con luz y colores:
El templo se abre henchido de amores
y en un nuevo trono se muestra María.
Revienta la noche, de ensueño encendida,
dosel de la regia, ferviente Sevilla
que pone a sus plantas clavel y mantilla
en un arrebato de amor sin medida
Y cuando la puerta de gente se llena
y sale la Virgen cada madrugada
la Gloria se acerca en luz enmarcada:

La Gloria en la tierra es la Macarena.

jueves, 29 de mayo de 2014

DE LA BUENA ESTACION AL BUEN CAMINO


Al alcalde Zoido le voy a mandar un día de estos la lista de pequeños obstáculos que existen en las calles que suelo recorrer habitualmente sorteados o superados por los viandantes sanos, pero crecidos, molestos y hasta peligrosos para los ciudadanos de bastón.

Y le voy a sugerir que se detenga un rato en la consideración de los habitantes de la urbe que integramos el estrato sociológico de los de mayor edad que, por una u otra causa, nos vemos obligados a servirnos de ese adminículo tan antiguo como el paraguas y tan protagonista de los aguafuertes de Goya de la hispana disputa a bastonazos como de las enfermeras de la batalla de Solferino conduciendo cojos por heridas de guerra.

Cada día me encuentro más coetáneos míos apoyados y protegidos por esos palos torneados con empuñadura que hasta llega a ser de plata y que, aparte de sustentar el precario equilibrio nacido en la torpeza y el deterioro de los años, nos avisan, al modo de fieles perros labradores de compañía, de los obstáculos diseminados en la ruta.

En esta lista figurarán también los carritos de bebes conducidos por féminas apresuradas y los peatones dialogantes a través de los teléfonos móviles.

No me atrevo a precisar en cual de estos grupos reside mayor nivel de escondida agresividad. Los carritos tropiezan con nuestros talones en cuanto ocupamos en la vía pública el espacio libre que reclaman para su prisa. Las conversaciones telefónicas penetran en nuestros oídos con una imprudencia similar a la de las confidencias a voces de un penitente arrepentido.

Un caballero he tenido cosido al espaldar de mi chaqueta un montón de metros mientras ambos nos íbamos desplazando sobre el acerado. No me importaba en absoluto el tema de su conversación por el smartphone que, naturalmente, yo percibía como monólogo. Pero, eso sí, he podido tomar nota de los precios de las casas, los tractores y las carriolas del Rocío.

El almanaque nos acerca a los días gozosos de Pentecostés. Si aún no hubiéramos llegado a la hoja que se muestra en su faldilla estos datos podrían ser parecidos, pero no de peregrinaciones romeras, sino de estaciones de penitencia.

Mi desconocido dialogante se ha despedido de su interlocutor con un festivo: ¡Buen camino!. Días atrás hubiera dicho ¡Buena estación!.

Incomprensibles deseos para oyentes foráneos. Los que vienen de fuera siguen sin entendernos.

domingo, 25 de mayo de 2014

VERSOS A LA MACARENA


Uno en su modestia también ha escrito versos a la Esperanza.
Espigando en la memoria y con la ayuda de esa inestimable voz que repite a lo papagayo desde la concha de apuntador de las viejas carpetas de archivo  los escritos que amarillean, me doy con uno que es fruto de mi juventud, cuando mezclaba la inspiración devota con los madrigales a las palomas rubias y las garzas morenas, que decía Rubén Darío, de mi romántica adolescencia.
El primero es un soneto que decía:

Ha volado fugaz mi fantasía
a crear el altar de tu realeza.
He querido entronarte como alteza
de la luz que despierta el nuevo día.
He soñado una dulce melodía
que te calme la hiel de tu tristeza.
La corona que ciña tu cabeza
nacerá de lujosa orfebrería
y, a tus plantas, pondré, como una ofrenda,
todo un pueblo tan fiel que te defienda
y te aclame por Reina sin mancilla.
Mas ¿qué digo, Señora? ¿Cómo intento
conseguir para ti otro portento
que tu paso de palio de Sevilla?

 Luego salto por encima del Pregón de Semana Santa de 1990 en el que es generalmente sabido que, al entrar mi cofradía del Calvario en la catedral, abandonaba transitoriamente las filas nazarenas de las que era diputado mayor, para acudir a una cita con la Virgen en la puerta de los Palos y releo  los folios donde escribí la Exaltación del Cuarto Centenario de la Hermandad  a la que di comienzo con esta décima:

Con cuatro siglos de menos
estaba viendo María
si a la tierra bajaría
a sus campos nazarenos
Y, con ojos de luz llenos,
la que es de gracia plena
concluyó: No habrá más pena
sino el gozo que más brilla:
Que me quedo Yo en Sevilla
y me llamo Macarena.


Hay más. Prometo seguir otro día.

jueves, 22 de mayo de 2014

LA NORMAL ANORMALIDAD DE UNA CORRIDA DE TOROS



No es un retruécano de palabras en busca de un titular pedante. La aparente anormalidad, el suceso inesperado, infrecuente por fortuna, de que un espectáculo sustentado en la gesta de sus protagonistas, tres muchachos vestidos de pajes palaciegos que desafían a cuerpo limpio la amenaza de las navajas asesinas de unas fieras irracionales, tenga que ser suspendido al ser  alcanzados por éstas y terminar en la enfermería, entra en la posibilidad más natural de un cálculo de probabilidades.

Es la verdad de una corrida. El sustento de su belleza épica. La Fiesta de los toros es el único espectáculo del mundo en el que se crean escenas plásticas y  se improvisan monumentales partituras de ballet ante la amenaza de la ruleta rusa de dos pitones afilados con la muerte entre sus brillos.

Y dicho esto y declarado el respeto para la decisión suicida de Fandiño que a muchos hubo de recordar la del histórico “loco Galán” y la ofrenda de David Mora similar a la que firmó siete veces,siete, pero con mejor suerte, en el pasado ciclo ferial de la Maestranza, Manuel Escribano, afirmo como aficionado antiguo que no me gusta ni una cosa ni otra.

Para ver matar a estoque a un toro bravo me voy al archivo fotográfico y a la colección de videos y me recreo con Rafael Ortega, con Jaime Ostos, con el Viti y con Manolo Carmona. 

Y para ver espeluznantes largas cambiadas a porta gayola me puedo quedar con las que hace hoy el torero rubio de Gerena de la abierta sonrisa, pero recordando los sabios comentarios de Emilio Muñoz sobre su inutilidad aparente.

Porta gayola: puerta del chiquero. Locución que procede de la lengua portuguesa. Lo sensato es arrodillarse en su proximidad, cerca del portón de los sustos, superadas las dos rayas de picar. En ese terreno, el animal bravo viene en derechura desde la clausura de su encierro y el espacio entre el ejecutante y las asistencias, ante la accidental cogida, es más corto.

En un caso y en otro, para matar a un toro sin muleta dejándose encunar entre sus astas o para recibirlo con una larga cambiada arrodillado en el ruedo hay que echarle mucho valor.


Loor y gloria para los que lo tienen y se atreven a demostrarlo.

lunes, 19 de mayo de 2014

PARA ELLA


Suele ser Mayo tiempo de versos para María. Las Hermandades rocieras inician los preparativos de sus peregrinaciones hacia ese Santuario con perfiles de catedral donde se cobija todo el año la Blanca Paloma, ofreciendo atriles pregoneros generalmente a neófitos de la palabra, pero de ardiente corazón  devoto, para que desgranen sus vivencias y anticipen oralmente los días felices que les aguardan.

Este año la relación que pueda hacerse con los nombres de estos exaltadores, algunos consagrado por la experiencia y otros de titubeante estreno, se encabeza con una firma literaria de reconocido prestigio, la de Joaquín Caro Romero, designado acertadamente por la Hermandad de la Macarena para pronunciar en el teatro Lope de Vega el Pregón del cincuentenario de la coronación de la Esperanza.

Joaquín, con cuya amistad me honro, es escritor y académico de número de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras, sustituyendo al que fuera su maestro Rafael Laffón. Ha cultivado el ensayo, la biografía, la crítica literaria y la taurina y la narrativa infantil y figura en antologías y diccionarios. Recibió el premio más codiciado de la poesía española, el Adonais. Se siente poeta y es un poeta como la copa de un pino.

Pronunció el Pregón de la Semana Santa del año 2000 el 9 de abril del que se imprimieron mil ejemplares, inmediatamente agotados, de cuya edición y para mi recreación personal cuando vuelvo a sus páginas, dispongo de un codiciado ejemplar, y desde que le comunicaron  que había sido el elegido para protagonizar este acto andaba exultante comunicando a todos la noticia.

No se por qué se ha programado para un lunes y a la caída de la tarde.Como si fuera un pregón del Rocío y ascendieran al aire los cohetes y confundieran sus estallidos con los de la flauta y el tamboril mientras el orador hiciera uso de la palabra. Joaquin es más, muchísimo más, que un pregonero del Rocío. Y digo esto con todos los respetos, admiraciones y preeminencias de que puedan ser acreedores los oradores rocieros en cuyas listas he estado incurso en varias ocasiones a solicitud de mi hermandad que es la de Villamanrique y de otras corporaciones romeras tales como las de Jaén o Córdoba.

Cuando la misma Macarena me nombró pregonero del Cuarto Centenario de su creación, el acto se celebró, como ahora, en el Teatro Lope de Vega, pero un domingo por la mañana, la del 22 de enero de 1995. Para veinte años va.


Se dirá que eran otros tiempos. A Joaquín, que aun continúa llevando al papel sus magistrales creaciones literarias con una antigua máquina de escribir en vez de servirse del ordenador, lo veo mejor en ellos. 

jueves, 15 de mayo de 2014

EL DISPUTADO VOTO


Ha dado comienzo la maratón de los besos, los abrazos, los cachetes cariñosos a las caritas de los niños y las fotos. El factor principal de estos periplos hipócritas a los que tienen que someterse los políticos en tiempo de elecciones obedeciendo las directrices de sus conductores de campaña.

Las cosas no están para sorprender al tendero de la esquina ni al usuario del puesto de venta de huevos o de tomates con la visita sonriente e inesperada del candidato. La tentación de convertir los alimentos en piezas artilleras puede ser irreprimible. Y más de uno se ha visto sometido a las iras incontenibles de los “agraciados” con estos encuentros y obligados a suspender precipitadamente paseos y mítines domésticos ante el desbordamiento de sus denuestos.

Pagan justos por pecadores. Probablemente.  Pero nunca el señor Cayo, protagonista genial de la novela de Miguel Delibes, al que dio vida en la pantalla el siempre recordado Paco Rabal, encontró razones de mayor peso  para reservar su voto.


Hay que hacer lo contrario. Animar los comicios y entusiasmar al electorado. Pero, para ello, los profesionales de la política cuyos nombres figuran en las candidaturas de las diversas formaciones deberían quedarse quietecitos. Calladitos están más guapos. Hablan ellos y sube el pan.

sábado, 10 de mayo de 2014

ALGO HABRÁ QUE HACER


Analizando la insólita feria taurina de este año y desde la cómoda situación de la distancia de los compromisos y las ataduras, el tema se presta al manejo especulativo de diferentes hipótesis.

Lejos todas ellas de sucumbir a las exigencias de los amotinados a los que, desde el fondo del corazón de los despreciados, que no son ni canoreas ni maestrantes, sino simples aficionados a los que este año se les ha reducido la ocasión tradicional de disfrutar en su plaza con las exquisiteces del toreo, no se les desea otra cosa sino que se pudran entre comunicados arrugados y amarillentos papelitos reivindicativos.

Pero no puede silenciarse que Canorea y Valencia han perdido la ocasión de oro de superar el reto y no se han mostrado ni creativos, ni arriesgados ni generosos.Y así les ha ido. No han sido ni tan creativos como para seguir innovando en la línea inaugurada con el anticipo de la corrida de Miura al Domingo de Resurrección,ni tan arriesgados como para haber llegado a un acuerdo con televisión que, en contra de lo que puedan suponer los timoratos, aumenta el número de asistentes a cada festejo con el sector nada despreciable de los que van a la plaza no a ver los toros,sino a que les vean en los toros y no han sido tan generosos como para haber abaratado los precios, no de los abonos, sino de las entradas sueltas.

Por si fuera poco se han traído los presuntos animales bravos de los mismos hierros que resultan cómodos a las sedicentes figuras ausentes, sin el sometimiento a los controles y sugerencias de sus veedores y apoderados. Y eso ha sido algo así como comprar en las rebajas atendiendo antes que a la calidad del género a la cuantía del descuento.


Rios de tinta habrán de desbordarse ahora penetrando en las circunstancias del extraño y triste abono ferial de este año. En el mundo de la empresa se manejan dos axiomas que tal vez convenga recordar. Uno dice  “Padre obrero, hijo empresario, nieto, pordiosero”. El otro, “No manda el que ponen sino el que se impone”.   

miércoles, 7 de mayo de 2014

LA DIFICIL FERIA EN TELEVISION



Felicito a mis compañeros de la actual televisión local. Y les aplaudo sin reservas por abordar ese difícil intento de llevar a los receptores el garbo y la belleza de ese espectáculo singular y único que es la Feria de abril. Tan auténtica que no ha perdido un ápice de su categoría aunque la sitúen en Mayo.

Puede parecer una exageración, pero no es nada fácil recoger ese conjunto armónico de casetas y farolillos, de majeza del campo andaluz luciendo sus mejores galas,y de mujeres bellísimas ataviadas con los más creativos modelos de trajes de flamenca… y captar la alegría, aprisionarla y ofrecerla encorsetada en un programa al uso. Eso resulta casi imposible.

Las teles locales de la ciudad lo están haciendo. Con imaginación. Con ingenio.  Acabo de ver a Eva Maria Macias subida en un elefante… a Paco Robles al que en la habitual cabecera de “Cómo está Sevilla” tocan con un sombrero ancho mediante el ejercicio de una hábil pirueta electrónica y al equipo de la televisión de El Correo encabezado por esa dinámica directora que es Elisabeth Ortega recogiendo el testigo que dejara en la Caseta del Agua la esquilmada Giralda municipal.

¿Qué sobran las entrevistas con los políticos?... Pues, sí. Los he visto menos. Afortunadamente para las audiencias que suelen desplomarse cuando aparece alguno diciendo lo de siempre.

Y tampoco han podido captar las cámaras a ninguno de esos personajes glamourosos (¿se dice así?) que nos visitaban antes.

Habrá que reinventar al Marqués de las Cabriolas que los atendía como nadie en su caseta de Er 77. ¿Marqués, tu título es de Castilla?, le preguntó en una ocasión la Reina Doña Victoria Eugenia. No, majestad, es de bola. Dicen que repuso el apócrifo noble sevillano.

En cuanto me encuentre a Gregorio Serrano se lo voy a proponer. 

viernes, 2 de mayo de 2014

TRAS LEER A BARBEITO



Mi querido compañero en el arte de lo escrito, que es Antonio y es García y es Barbeito de apellidos, se entretiene en su columna en trazar libro de estilo de metrajes y de acentos para versos y modismos con que puedan los futuros pregoneros sin oficio engarzar gloriosas rimas en pregones y delirios.

Y va y dice don Antonio, que es poeta al que yo admiro, que debía de abrirse pronto una tienda de lirismos que, a los bienes nazarenos, de mayores y de niños, añadiera como oferta varios versos bien medidos.

Unas décimas redondas y sonetos gongorinos y romances cadenciosos con la rima en octosílabo. Y cuartetos y quintillas y hasta versos monorrimos.

Tienda nueva de poetas. ¡Qué delicia! ¡Qué ejercicio de expresión enunciativa!


Sin ambages yo le digo que la idea me parece un hallazgo felicísimo.