lunes, 19 de mayo de 2014

PARA ELLA


Suele ser Mayo tiempo de versos para María. Las Hermandades rocieras inician los preparativos de sus peregrinaciones hacia ese Santuario con perfiles de catedral donde se cobija todo el año la Blanca Paloma, ofreciendo atriles pregoneros generalmente a neófitos de la palabra, pero de ardiente corazón  devoto, para que desgranen sus vivencias y anticipen oralmente los días felices que les aguardan.

Este año la relación que pueda hacerse con los nombres de estos exaltadores, algunos consagrado por la experiencia y otros de titubeante estreno, se encabeza con una firma literaria de reconocido prestigio, la de Joaquín Caro Romero, designado acertadamente por la Hermandad de la Macarena para pronunciar en el teatro Lope de Vega el Pregón del cincuentenario de la coronación de la Esperanza.

Joaquín, con cuya amistad me honro, es escritor y académico de número de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras, sustituyendo al que fuera su maestro Rafael Laffón. Ha cultivado el ensayo, la biografía, la crítica literaria y la taurina y la narrativa infantil y figura en antologías y diccionarios. Recibió el premio más codiciado de la poesía española, el Adonais. Se siente poeta y es un poeta como la copa de un pino.

Pronunció el Pregón de la Semana Santa del año 2000 el 9 de abril del que se imprimieron mil ejemplares, inmediatamente agotados, de cuya edición y para mi recreación personal cuando vuelvo a sus páginas, dispongo de un codiciado ejemplar, y desde que le comunicaron  que había sido el elegido para protagonizar este acto andaba exultante comunicando a todos la noticia.

No se por qué se ha programado para un lunes y a la caída de la tarde.Como si fuera un pregón del Rocío y ascendieran al aire los cohetes y confundieran sus estallidos con los de la flauta y el tamboril mientras el orador hiciera uso de la palabra. Joaquin es más, muchísimo más, que un pregonero del Rocío. Y digo esto con todos los respetos, admiraciones y preeminencias de que puedan ser acreedores los oradores rocieros en cuyas listas he estado incurso en varias ocasiones a solicitud de mi hermandad que es la de Villamanrique y de otras corporaciones romeras tales como las de Jaén o Córdoba.

Cuando la misma Macarena me nombró pregonero del Cuarto Centenario de su creación, el acto se celebró, como ahora, en el Teatro Lope de Vega, pero un domingo por la mañana, la del 22 de enero de 1995. Para veinte años va.


Se dirá que eran otros tiempos. A Joaquín, que aun continúa llevando al papel sus magistrales creaciones literarias con una antigua máquina de escribir en vez de servirse del ordenador, lo veo mejor en ellos. 

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