viernes, 12 de diciembre de 2014

UN CURSILLISTA PREGONERO



No fue el único. Algún otro fue elegido también en aquellos años del auge poderoso de los Cursillos de Cristiandad para exaltar la Semana Santa, pero a mí me pareció siempre que el más cursillista fue éste, el catedrático José Ortiz Díaz que ha muerto ahora a los ochenta y seis años y que, en su mocedad, hasta llegó a ser presidente del Consejo Diocesano de la Juventud de Acción Católica.

Pepe Ortiz se puso ante el atril del Teatro Lope de Vega  el domingo ocho de abril de 1973  y desarrolló una pieza oratoria que giró en torno a la Pasión de Cristo como contestación a nosotros mismos, destacando sobremanera la cuestión de la fe como gran problema de la Iglesia de este tiempo.

Con ardoroso verbo y singular entrega Pepe Ortiz no titubeó en afirmar recogiendo la síntesis de las alocuciones de los miércoles del Papa Pablo Sexto, que la falta de fe es el gran fallo de la Iglesia actual y, desarrollando esta tesis, mantuvo la atención y removió las conciencias con afortunadas descripciones de las cofradías como manifestación pública de eso mismo, de la fe que falta en otros ambientes.

Así llegó a una adaptación del Salmo Miserere que proclamó como Oración Penitencial de la ciudad.


El recordado Chano Amador lo entrevistó en “Carrera Oficial”, el programa de cofradías que hacíamos en la desaparecida Onda Giralda.  Seguía dándole vueltas obsesivamente a estas reflexiones. Habían pasado ya más de veinte años de su intervención pregonera  en el domingo de Pasión, pero continuaba inquietándose con ellas y las ultimó con una prevención importante: “Los cofrades debemos cuidar mucho para que la fe auténtica no se convierta en una fe civil”.