domingo, 30 de agosto de 2015

LA RENTRÉE


Perdóneseme el galicismo. Se me ha colado sin poderlo evitar en las maletas del retorno.
Rentree es regreso.Vuelta al tajo. Y llega a ser una palabra presuntuosa y embustera cuando el tajo no existe porque no hay currelo para un jubilado.
Rentreé puede ser también la vuelta a los avíos. Y esto es lo que hago  tornando a depositar los dedos sobre el teclado del ordenador. Dos meses me separan de la última vez que hice lo mismo con igual propósito y mucho han dado de sí los días transcurridos desde entonces.
Supuse que durante mi ausencia el blog apagado no recibiría visitas. Pero me he equivocado. Blogger las ha seguido contabilizando minuciosamente y aumenta mi sorpresa al informar que han sido numerosos los desconocidos usuarios de este sistema que me han hecho la atención de leerme aunque yo guardase silencio bloguero.
Pero, si hablo de sorpresas causadas por el desarrollo de las modernas tecnologías, no me resisto a destacar un dato: Vino mi hijo Antonio, el actor, de paso para el pueblo jienense de Peal de Becerro donde iba a representar  “Nuestras mujeres” la divertida obra teatral que interpreta junto a Gabino Diego y me invitó a comer en “La Bodega”. A los postres nos hicieron una foto y Anto- nio la colgó en Twitter. Antes de un cuarto de hora más de ochocientos tuiteros habían enviado comentarios.
No sé cuáles son ante este panorama los parámetros que maneje un experto publicitario para trazar una estrategia de medios. Personalmente no quisiera encontrarme en su pellejo.
Sigo comprando el periódico por las mañanas y estoy deseando que empiece Carlos Herrera en la Cope. Recordaba yo, días pasados, y, diría mejor noches, en reunión privada al fresco agosteño, cómo se creó Radio Vida, germen de la cadena de emisoras donde actuará el conocido comunicador en cuyos principios intervine directamente.
¿Te habrá invitado ya la Facultad a qué cuentes esa historia?, me preguntaron.
Contesté que no. En el mundo de los tuits, las tablets y las redes sociales ¿a quién interesan los recuerdos de un viejo?