jueves, 3 de septiembre de 2015

EL CARRO DELANTE DE LOS BUEYES


Ellos dirían la carreta. Porque la frase la escuchaba yo en mi infancia durante las vacaciones en el pueblo de mi madre, que es Villamanrique de la Condesa, pueblo de buenos boyeros, buenos carreteros y excelentes inventores del camino del Rocío.
Poner el carro delante de los bueyes es hacer las cosas al revés, trastocar la razón, desbaratar la lógica.
Me acordé el otro día de este dicho antiguo y sabio cuando me dijeron que la boda del hijo de un pariente mío al que tengo profundo cariño se había suspendido in extremis por decisión común de los contrayentes.
Se han separado antes de casarse, me dije. Y rememoré la frasecita que he situado como titular.
El hecho se presta además a múltiples conclusiones porque la ceremonia se había programado con todos sus avíos. Oficio religioso en importante Basílica…comida nupcial en finca rústica adaptada a este tipo de acontecimientos… baile sin término horario… traslado de invitados…
Hasta los regalos los había previsto la parejita nupcial  sugiriendo el ingreso de su importe en la cuenta bancaria de cuyo número informaban como  colaboración conjunta a su viaje de bodas.
Se supone que ahora devolverán las transferencias. De no haberlo hecho así, las devoluciones serían más complicadas. La tía Teresa podría recibir el cenicero de cerámica en vez del cuadro con la reproducción de la Sagrada cena y el primo Adolfo el reloj de cocina en sustitución de la lámpara de sobremesa. Un lío.
Lo tenían bien pensado, podrá decir alguien. Creo que no. Que lo han pensado ahora y han tenido el valor de ser consecuentes con su pensamiento.
¿Qué han puesto el divorcio antes de la boda?... ¿El carro delante de los bueyes?... Los viejos sentenciosos que esperan el mosto nuevo en la Bodega del Bolero dirán que sí.

Y yo voy ya pareciéndome a ellos.  

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