jueves, 22 de octubre de 2015

MAS QUE UN EDITORIAL


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Nos acostumbramos a la gracia inteligente del recordado Mingote y, para mí, que nos hizo penetrar en el sentido de mensaje editorial de los chistes de la prensa escrita como Rodríguez de la Fuente nos obligó con suavidad a mirar con otros ojos a los animales.
En el agreste entorno donde vivimos, exacerbado con mensajes hirientes en los tiempos electorales, los humoristas, con un puñado de palabras y cuatro o cinco monigotes dibujados aprisa, descorren cada día las cortinas del escenario donde consiguen situar la profundidad de sus reflexiones.
Acabo de recortar la viñeta de Puebla que venía ayer en el ABC. Dos monjas cocineras se multiplican repartiendo platos de sopa a una pareja de hambrientos en presencia de un hombre que, cuando se acerca a la humeante olla, dice a las religiosas: Gracias. Ya he comido. Yo vengo a cobrarles el IBI.   
No cometeré la insensatez de añadir a esta fugaz obra magistral ninguna explicación o comentario presuntuoso. Los chistes no nacen para ser explicados.
Alguien ha dejado en mi móvil una sentencia divertida. “Tenía tan mala suerte que le dieron un balonazo en una corrida de toros”.

A la risa inocua se contrapone la sonrisa reflexiva. Es una osadía explicar a los humoristas. Con cinco monos y diez palabras son capaces de lanzar cada día el afilado estilete de una denuncia sin que nadie se dé por aludido. Y menos los que mandaron a cobrar el IBI.

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