domingo, 1 de noviembre de 2015

Y YO CON ROBLES



Ha escrito mi admirado Paco Robles que es la hora de apoyar a la presidenta en la lucha contra el secesionismo catalán. Estoy totalmente de acuerdo. Coincido con él y me pongo a su lado que es lo mismo que alinearme con doña Susana que se gana el tratamiento todos los días a pulso de sensibilidad y entereza política. Aunque esté dando carrete a la permanencia de impuestos injustos como el de Sucesiones con el que los recaudadores de alcabalas nos persiguen hasta después de que nos hayamos puesto el abrigo de madera.
Mariano Rajoy está clarificando mucho las cosas. Eso de recibir a los líderes de las fuerzas políticas, consagradas o emergentes, está haciendo que se caigan caretas y se abandonen poses fotográficas. El regalito del libro del muchacho de la coleta dice mucho. Y no precisamente a su favor. (Del coletudo, claro)
Hoy es el día de todos los santos. La toutsaints que dicen los franceses. La jornada en la que debemos acordarnos de todos aquellos que fallecieron en loor de santidad y están en el cielo aunque no sean venerados en la tierra.
Fiesta de los espíritus puros que no es por supuesto la de los espíritus de guardarropía escondidos en las enlutadas máscaras del Halloween importado cuya arrolladora estupidez tenemos que padecer entre falsos alaridos y superficialidades incómodas.
Don Juan se abrocha el cinto y se atusa el bigote. A él no le ha llamado Rajoy. Busca una silla y se sienta al lado de Cayo Lara que está escribiendo una carta lastimosa invocando su derecho de visitar también el palacio de la Moncloa.

Suena su teléfono móvil. Al otro lado le saluda una voz conocida. Es doña Inés que, con otras religiosas de su orden, está repartiendo platos de sopa a un puñado de náufragos que, del mar embravecido, acaba de rescatar la Guardia Civil.

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