domingo, 10 de enero de 2016

MANOLO RODRIGUEZ DUARTE


Era un histórico de la televisión, Periodista audiovisual, abogado y actor de doblaje, nos dejó hace dos días tras haber luchado durante tres años con el cáncer que se lo ha llevado a la tumba.

Se ha ponderado en las apresuradas notas necrológicas que he leído sus muchos valores entre los que destacaba el espíritu de superación y la constancia. Atesoraba otros más. Nacido en Marchena y perteneciente a una familia agrícola, dio comienzo a su formación cuando ya había cumplido diez años, pero no la abandonó nunca, llegando a la Universidad Hispalense donde culminó la Carrera de Derecho que empezó a ejercer como pasante en el despacho de abogados de Celestino Fernández Ortiz. De él, columnista de prensa y director largo tiempo de Radio Nacional de España en Sevilla, pudo contagiarse del venenillo de atender las dos profesiones, el periodismo y la abogacía.

Celestino era muy amigo de Paco Narbona. Cuando el Centro Territorial de Televisión en Andalucía, que éste dirigía, necesitó ampliar la plantilla de su personal administrativo, Manolo empezó a trabajar en sus instalaciones de la Palmera. Pero poco tiempo estuvo  en las oficinas. Su rostro empezó a asomarse a los televisores tímidamente junto a los de Begoña Achabal, María José Mañes y José Domingo Romero y cuando otro Paco, Francisco Millán, pasó fugazmente como director por los estudios de la televisión territorial, una de las pocas decisiones que tomó fue ponerle al frente de un programa deportivo.

Manolo tiró de su hermano Tomás, regidor y ayudante de realización hasta pasar a realizador. Luego de su padre que ocupó plaza de ordenanza.

Se prejubiló y se fue a vivir a Valencina.

Nunca le vi enfadado. Jamás perdió los papeles. Y tenía una memoria prodigiosa. Cuando aún no había llegado ese artilugio llamado autocue, al que otros conocen como teleprompter que proyecta los textos de las locuciones en una pantalla al lado del objetivo de la cámara, memorizaba los escritos en pocos segundos.

Un ejemplo digno de premio.


No se lo dieron como merecía. Los jurados encargarlos de concederlos siempre se los otorgan a los de fuera.

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