domingo, 7 de febrero de 2016

GOYAS DE OROPEL Y LUCES


La trigésima edición de la fiesta del cine ha visto desfilar a cuatro actores oscarizados, los españoles Penélope Cruz y Javier Bardem, y los extranjeros Tim Robbins y Juliette Binoche además de a numerosos políticos (qué le vamos a hacer)  y a muchos personajes televisivos.

También nos deja imágenes irrepetibles como la de Vargas Llosa, primer premio Nobel que asiste a la gala, junto a Isabel Preysler.

Creo que no ha defraudado a quienes esperaban un éxito, aunque menudeen las inevitables censuras.

Tras la emisión de parte de la alfombra roja, por ejemplo, TVE ofreció el telediario y a continuación “Informe Semanal” considerando de mayor valor las imágenes grabadas del programa  por encima del acontecimiento que daba en directo. Torpe decisión ampliamente censurada en las redes sociales.

Ello provocó, dice el portal Vertele, un alud de críticas por no priorizar la fiesta de nuestro cine.

Añade además que Pepón Nieto se enfadó con el reportero de RTVE que lo estaba entrevistando… que  Isabel Coixet igualmente mostró su disgusto por el vídeo que la parodiaba… y que, por si fuera poco, hubo otros descontentos conocidos y por conocer… 

Falta de clase, que diría nuestra recordada Duquesa de Alba.


Minucias. Lo importante es que el cine español se viste de lujo en esa noche aunque sea de oropel y luces prestadas, que muchos de los rutilantes asistentes tienen que devolver sus smokings al día siguiente donde los alquilaron y, por encima de comentarios paupérrimos e injustos de los de siempre, es una industria cultural ascendente que sitúa a nuestros profesionales del Séptimo Arte a la altura de los mejores que pululan por el firmamento de las estrellas.

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