viernes, 29 de abril de 2016

PREDICCIONES



El culmen de los errores monumentales de Pedro Sánchez fue llamar indecente a Mariano Rajoy y la cima de las predicciones acertadas de don Mariano a su gratuito insultador fue levantar, en el no floreciente diálogo que mantenían ambos en el cara a cara televisivo, la barrera del “hasta ahí podíamos llegar” y, a partir de entonces, como zahorí con barbas, empezar a diseñar al ”marinerito busca broncas” el casero futuro que le esperaba.

Empezando este camino de vuelta se encuentra desde entonces el marinerito. De su barco escorado huyen los tripulantes. Chacón y Lozano se tiran al mar. El que se mueva no sale en la foto, dijo, tiempo ha, el coherente y sesudo Alfonso Guerra, pero de la nave que se hunde hay que escapar aprisa.

La falta de responsabilidad y de altura de miras de Sánchez ha sido a juicio de muchos las causantes de este desembolso de los setenta y tres millones de euros que, como mínimo, hemos de pagar a escote los sufridos españoles con las nuevas elecciones.

Cabe pensar si el presidente en funciones podía haber hecho más que ofrecer una gran coalición y hay que recordar también que, apenas conoció el resultado de los anteriores comicios, anticipó el nuevo ciclo electoral  en el que nos encontramos.


No he creído nunca en las gitanas de la feria que te decían la buenaventura estudiándote la palma de la mano, pero visto lo anterior, para predicciones me voy a la Moncloa mientras viva en ella el político gallego.

martes, 26 de abril de 2016

EL DISPUTADO VOTO


No lo puedo evitar, el compañero Sánchez me ha parecido siempre ese marinerito busca broncas que aparecía en las películas de la Metro en blanco y negro que proyectaba el cine San Vicente desde las cinco de la tarde.

El cine se cerró. Y en su lugar hay pisos. Y el marinerito dejó su figuración fílmica cuando en el tiempo nuevo las series televisivas son más pródigas en puñetazos y disonantes gritos.

También al marinerito Sánchez le tienen preparada ya la horma de su zapato que no es de varón sino de mujer inteligente, y tal vez de agujas.

Pero, mientras tanto, el marinerito está en activo y hoy, tal vez  aconsejado, esperpénticamente  como siempre, por ese trío de becarios de la política que constituye su estado mayor, ha aparecido ante los informadores tras su entrevista con el monarca  como si ese parto de los montes de articular nuevo gobierno hubiese tenido un final feliz.

Yo estaba distraído con mis cosas en el ordenador cuando mi santa que se traga todos los días la sesión doble de novelas por la tele en Antena tres que son como las de Sautier Caseseca con las voces del cuadro de actores de la Cadena Ser de mis tiempos mozos, me llamó alborozada.

El marinerito estaba  protagonizando una última hora con semblante feliz. ¡Ya está!, me dije. Estos tíos han sido capaces de alcanzar un acuerdo in extremis. Pero, qué va. Lo único que destacaba era el parpadeo en rojo del letrero que situaba la emisora sobre la imagen: Última hora.

La última hora ha sido la hora oxidada de estos últimos cuatro meses. Rajoy lo confirmaba más tarde. Es preciso volver a las urnas. El señor Cayo agita su voto desde las páginas del magistral Delibes.

 ¡Y venga gastar dinero!



miércoles, 20 de abril de 2016

UNA CALLE PARA EL DOCTOR JESUS VIDA


En vez de Aguiar, a la calle de este nombre le quieren poner el del benemérito pediatra que tuvo su consulta en ella sirviendo a las madres carentes de recursos ni protección oficial, sin reclamar nada a cambio.
El doctor Vida nació y vivió hasta su matrimonio  en la collación de San Lorenzo, en la calle que lleva el nombre de Miguel Cid, el autor de las letras de las canciones a la Inmaculada Concepción.
Desde temprana hora, dio muestras de una inteligencia fuera de lo común y de una voluntad amable, pero férrea que  aplicaba en entregarse a su formación cultural consiguiendo  siempre brillantes notas.
Estudió en la Facultad de Medicina de Sevilla especializándose en Pediatría y figura en el Colegio Médico sevillano con el número 4102300
A fines de la década de los cincuenta del pasado siglo, cuando Florentino Pérez Embid, director general de Bellas Artes, había puesto la emisora en Sevilla de Radio Nacional en manos de  Celestino Fernández Ortiz, conocido periodista de la ciudad, un locutor de aquella radio, Aurelio de la Viesca, ideó un programa titulado “Al habla con la provincia” que contenía un espacio llamado “Rincón de la Caridad” cuyo título orienta sobradamente de sus propósitos.
Observaron los realizadores del programa que, entre los demandantes de ayuda o asistencia, destacaban los niños, la mayoría de pueblos cercanos, suburbios y zonas marginales que, en aquellos años, no disponían de asistencia médica.
No se anduvieron con chiquitas y montaron un dispensario infantil en los bajos de los estudios radiofónicos. El pediatra que lo atendía era el doctor Jesús Vida.
De lunes a viernes, todos los días, a las dos de la tarde, un largo reguero de mujeres sencillas  con niños enfermos se extendía sobre el acerado esperando llegar a la consulta del caritativo médico, en los bajos del número catorce de la calle San Pedro Mártir.
Y cuando el programa terminó y el pintoresco consultorio hubo de clausurarse, Jesús continuó atendiendo a todos esos que llegaban a su consulta de la calle Aguiar, en las mismas condiciones. O sea, con un alto nivel de eficiencia y sin cobrarles ni un euro.
Es padre de nueve hijos. Tiene ochenta y cuatro años y está ingresado en la Residencia Gerón. Aparentemente no necesita nada y, tal vez perdido en la bruma de sus recuerdos confusos, deja transcurrir el declinar de su larga existencia siempre al servicio de los demás.
Ahora un grupo de sus amigos capitaneados por el que fuera hermano mayor del Museo, Miguel Ángel Pérez de los Santos, proyecta que la calle luzca un nuevo rótulo con su nombre.

Feliz iniciativa. El Doctor Jesús Vida merece que se le recuerde por lo que fue y por lo que hizo. Me consta que al alcalde Juan Espadas le ha gustado mucho la idea.

domingo, 17 de abril de 2016

MORANTE, INVENTOR.. PADILLA, TRIUNFADOR.


Desde que a “Cobradiezmos”, el toro indultado de Victorino, lo recogieron las asistencias a golpe de cencerro y se lo llevaron para dentro a restañarle las heridas de su hazaña, la plaza de toros de la Real Maestranza es un semillero de impactantes fotos en las portadas de los periódicos.

A la brava lid del valiente y noble ejemplar del ganadero de Galapagar siguió, al día siguiente, ese espectáculo soberbio de ballet blanco de Morante creando con pinceles perfilados un cuadro cromático de torería perfecta en tanto que burlaba las afiladas navajas irracionales de la fiera.

Y luego llego Padilla, gigante ejemplo de resistencia humana contra la adversidad, que solo podía engendrarse en el seno de la fiesta más hermosa del mundo que es la de los toros y recibió el justo premio de su trayectoria saliendo por la Puerta del Príncipe.

¿Quién da más?

Morante, además, emborrachado con los efluvios del bote abierto que derramaba las esencias de su arte, supo inventar, sin querer, un pase nuevo que podría llamarse la Morantina como dicen que inventó Chicuelo la chicuelina: burlando artísticamente la embestida del toro.

El maestro de la Puebla cogió por el centro del palillo (estaquillador, no; por favor) la muleta que su enemigo le había arrebatado e improvisó con ella una media verónica abelmontada que levantó los olés del graderío.


Morante, inventor. Sí, señor. Y Padilla, triunfador. Con el refrendo enfervorizado del público sevillano. 

Un éxito en toda regla. De ellos dos. De Sevilla y de la Fiesta de los toros hoy tan necesitada de páginas como éstas.

viernes, 15 de abril de 2016

EL TORO DE VITORINO


En eso de bautizar los becerritos recién nacidos con nombres raros, los mayorales de las ganaderías no tienen parangón.

El viejo Vitorino cuya gestión como criador de toros bravos cada día engrandece más su historial, trajo este año  a la Maestranza una corrida perfecta. Acertada en el tipo, brava, noble y dejando al hierro a crecida altura con su comportamiento sobre la arena. 

Y, entre éste singular conjunto, venía Cobradiezmos, un toro negro, con la mirada franca y las ganas de embestir abiertas, al que su matador Manuel Escribano descubrió pronto y supo darle una lidia magistral mostrando con tal claridad los valores que atesoraba que el público pidió su indulto y el presidente lo concedió.

Fue una tarde que pasará a los anales de la plaza. El toro volvió a su cerrado a reponerse, el público abandonó los graderíos enardecido y satisfecho y la Fiesta Brava, hoy tan zarandeada y discutida por iletrados y tendenciosos, se alzó gozosa sobre el pedestal de su verdad y  grandeza.

Cobradiezmos tuvo suerte. No solo por ser conocido con un nombre extraño que puede recordar a los perceptores de esa limosna de los cristianos antiguos cuando reservaban al sostenimiento del clero aquellos diezmos y primicias que se hallaban codificados en la lista de los Mandamientos de la Iglesia, sino porque le tocó ser lidiado en Sevilla, fue sorteado y se escalonó como cuarto en el festejo a cargo de un matador de fuste, la afición supo valorar sus prendas y el presidente, José Luque Teruel, es hijo de ese gran banderillero que fue Andrés Luque Gago, servidor de la Justicia en su profesión privada como juez o fiscal y acostumbrado, por ello, sin titubeos a tomar decisiones y dictar sentencia.


En poco tiempo y después del novillo que lidió Rafaelito Astola cuyo recuerdo en forma de lápida figura en los corrales de la plaza, se les ha perdonado la vida a dos toros en la Maestranza. Creo que va siendo hora de que los propietarios del coso abran una enfermería veterinaria del mismísimo porte de las instalaciones que hoy comanda el doctor Mulet cuyo quirófano esté sustituido por un cajón de curas.

domingo, 10 de abril de 2016

MAS SOBRE LA FERIA:LAS FALSAS CREENCIAS


Aclarado ya el falseado origen del universal festejo  y situadas las biografías del catalán Narciso Bonaplata y el vasco Ybarra en su lugar correcto de promotores de ferias de muestras, pero no del ferial que conocemos, creo que conviene proseguir con aclaraciones sucesivas y a ello voy.

Decía en mi texto anterior que la idea matriz desembocaba en un claro propósito: ganar dinero y los sevillanos la aprovecharon para todo lo contrario: gastarlo. Pues no es exactamente así y tengo que corregirme a mí mismo. Debo decir, invertirlo. La Feria ha llegado a ser la semana en la que más dinero se mueve y se gana de todo el año en Sevilla. Que se lo pregunten a los hoteleros, los dueños de bares y restaurantes, los arrendatarios de sillas, los trabajadores autónomos de la carpintería, la albañilería y la fontanería, los taxistas and so on, o sea etceterá… etceterá.

De todo eso hoy debe saber muchísimo ese sevillano de barrio que hizo gala de sevillanía en su primera intervención pública presentando al pregonero que es el edil responsable de la Fiestas Mayores, Juan Carlos Cabrera,

Entonces, ¿qué pasa?... Pues que es lícito suponer que aquellos primeros ganaderos, corredores, agricultores y tratantes que traían los mejores ejemplares de sus dehesas para venderlos y las familias que les acompañaban  y se alojaban en las nómadas tiendas de campaña que dieron origen a las casetas, invitando a sus amigos a vino y viandas y cantando y departiendo con ellos lo que pretendían era anudar relaciones provechosas que asegurasen transacciones posteriores y que la Feria que, tras múltiples transformaciones geniales, se ha convertido en el inimitable festejo de hoy  es su afortunada consecuencia.

Primera creencia falsa desmontada. Vamos con la segunda. Los sevillanos no dan ni golpe en estas fechas. Mentira también. Embuste gordo, gordísimo. Que yo sepa, en mi gremio, los periódicos siguen saliendo todos los días, las emisoras no convierten su programación en una sucesión de refritos, las televisiones locales informan desde el Real … y en otros gremios sucede lo mismo. Hay más trabajo. Hay que trabajar más.


¿Cómo cumplen los sevillanos sus obligaciones laborales y van a la Feria hasta las tantas?...¡Ah!  Eso es un secreto que cada cual administra a su manera. Pero está al alcance de todos. Pruébelo. A ver si aguanta.

sábado, 9 de abril de 2016

NUEVOS USOS EN LA FERIA


Antes de la Feria del ocio se sitúa la Feria de los trabajos previos. Los que se llevan a cabo para montar ese prodigio de luz y color. Alguien la denominó la Feria del Ladrillo, aunque debió haber dicho la Feria de la lona, material imperante en la erección de esta ciudad efímera.
A su término, cuando ya se había instalado ese conjunto de viviendas provisionales en las que los sevillanos suelen trasladar sus residencias durante las jornadas feriales, los que habían participado en esos esfuerzos solidarios, se reunían sudorosos para contemplar su obra y se convidaban a un pescado, costumbre muy provechosa heredada de los priostes de las cofradías que hacían lo mismo después de haber fundido la cera en un paso de palio.
De ahí vino la costumbre del pescao frito en la noche inaugural del alumbrado que concita aquiescencias generales y se ha institucionalizado.
Esa costumbre culinaria seguida hoy sin disidencias en el universo ferial, dispone ya de fórmulas nuevas. Una es la de la “pega de carteles”, que, por la mudanza de los tiempos, no deriva de las cofradías, sino de las campañas electorales, y es la  reunión previa de los socios de una caseta que suele tener lugar el sábado anterior al lunes del pescaito, a mediodía, en la que las familias, con el pretexto de dar los últimos toques al exorno casetero se  convidan con los mejores manjares que llevan de sus casas.
Lo importante es comer, beber, cantar, bailar y estrechar  amistad con los amigos.
También empezarán las jornadas de gastar euros con los niños en la Calle del Infierno.

Lo de siempre. El vasco y el catalán inventaron la Feria para ganar dinero y los sevillanos la aprovecharon para gastarlo. Así seguimos.

miércoles, 6 de abril de 2016

VERSTRYNGE, EL VALIENTE


Hace algún tiempo. Cuando yo me encargaba de la jefatura de informativos del Telesur a las órdenes de Paco Narbona fui convocado a una rueda de prensa reservada para responsables de redacción de los más importantes medios de comunicación de Andalucía en un comedor privado del Restaurante Rio Grande.

Paco, su dueño, preparó al efecto el más solemne y adecuado salón privado situado al fondo del establecimiento a cubierto de ojos y oídos indiscretos y allí, presidiendo la larga mesa de comensales, se sentó el  mismo señor que hoy protagoniza la portada de ABC compartiéndola con los líderes de Podemos Juan Carlos Monedero y Pablo Iglesias, un rejuvenecido Jorge Verstrynge que entonces militaba en el PP y se mostraba ardoroso defensor de los postulados de la derecha española.

Absortos nos encontrábamos todos de su palabra encendida y de su verbo que encadenaba argumento tras argumento desarrollando las ideas y los preceptos que ya habíamos oído antes expuestos por Manuel Fraga, cuando un estruendo de portazos y voces destempladas nos sorprendió abruptamente sobrecogiendo los ánimos.

Nuestro anfitrión guardó silencio y cruzó con algunos  miradas temerosas.

No mucho después la puerta del salón se abrió de golpe y apareció en el hueco la figura desmedrada de “Garbancito” el vendedor de lotería del local, un enano como aquellos que divertían a la regia familia que retrató Velázquez con sus pinceles, famoso por sus bromas pesadas que alentaban la complacencia de los empresarios nuevos ricos de la ciudad del desarrollismo que solían frecuentar el comedero.

“¡Al suelo todo el mundo!”, vociferó el hombrecito anticipándose a la frase conminatoria del teniente coronel Tejero, “¡Mando al paredón al que no me compre lotería!”

Todos reímos. Alguno le compró. Verstrynge recompuso su atuendo. El traje bien cortado que lucía se le había arrugado al arrojarse bajo la mesa.

Valiente político, me dije entonces. Valiente máscara, me he repetido hoy. 

martes, 5 de abril de 2016

NIÑAS DE FLAMENCA Y CURSIS DE FARALAES



El agua se va. Al menos por ahora.Y tenemos la Feria a la vuelta de la esquina.
Hizo fortuna la frase que acuñó aquel que, buceando en los orígenes del universal festejo sevillano, escribió que la Feria de Sevilla la inventaron un catalán y un vasco. Despropósito colosal que, de ser creído, nos sitúa a los nacidos en la histórica Híspalis a la altura de las alpargatas en tanto que encumbra a los naturales de la Vasconia antigua y la Cataluña de la butifarra a las inmarcesibles alturas de la invención social y el arte figurativo.

La frase es incierta, confusa y mentirosa. Tanto como si la hubiera parido el ciudadano Sánchez cuando se atreve a decir con toda la cara de mármol cemento del mundo que todos los españoles que han votado a Rajoy lo que quieren es que se vaya y le deje su sillón a él.

Narciso Bonaplata que era el catalán y José María Ybarra, que así se llamaba el vasco, propusieron al Conde de Montelirios, Alejandro Aguado, por más señas, que ocupaba la alcaldía sevillana, una feria comercial para activar la economía de la ciudad, y eso fue lo que inventaron: una feria mercantil, lo que hoy denominaríamos una feria de muestras, que, como entonces las únicas muestras que llegaban a la urbe eran las que procedían del campo, se limitó a los mejores productos ganaderos y algunos añadidos complementarios fruto de la tierra.

Con los ejemplares de las crías equinas, vacunas, caprinas y algunas más viajaron los tratantes y corredores de compra y venta y con ellos sus mujeres que se alojaron cerca del ganado que traían en tiendas y tenderetes de campaña durante los tres días que duró la muestra.

Esta fue la Feria. Nada de casetas con el frontón que pintara Bacarisas, ni desfile mañanero de carruajes tirados por briosos caballos y uncidos a la larga, ni mocitas a la grupa. Una reunión de ganaderos, agricultores y tratantes para comprar y vender.

Luego, Sevilla y los sevillanos hicieron lo demás que  fue gastarse el dinero que obtenían en sus transacciones en comer, beber, bailar e invitar a los amigos. Este resultó, de verdad de la buena, el nacimiento de la Feria de Abril.


Los hombres siguieron usando sus atuendos tradicionales de chaquetilla corta y sombrero ancho y las mujeres su ropilla de color para estar en casa que, con gracia y garbo, adornaban con volantes en los bajos. Dieron origen así al traje de flamenca. El que hoy visten las niñas guapas. No el de faralaes que se ponen las cursis que de esto no saben ni la mitad.

domingo, 3 de abril de 2016

DE LA CERA AL FAROLILLO


Aquellos que me sigan, a cuya paciente atención me apresuro a mostrar  agradecimiento, saben que, desde que las circunstancias me obligaron a colocarme como becario de enfermería al lado de mi santa, tengo muy abandonadas estas labores, más de pendolista que de comentarista o informador.

Hoy las vuelvo a emprender para no perder el oficio y porque el entorno me permite este escarceo y lo hago porque mi nieta Marta ha aparecido esplendorosa ante mí probándose el nuevo traje de flamenca forzado por su crecimiento interanual y  me ha traído a los refrescados recuerdos  una decimilla que escribí para la Feria de la que dije:

Farolillos de colores,
amarillo en el albero,
nombre mítico torero
campeando entre las flores.
Entre campo y mar, olores,
en un juego a cara o cruz
y un derramarse la luz,
sobre caballo y mantilla
para poner en Sevilla
todo el tronío andaluz.

Está lloviendo. Dios quiera que caiga el agua de las nubes antes de que se cuelguen los farolillos. Pero hoy empieza el serial taurino con un festejo ecuestre. Se mojará el albero. La lona protectora del ruedo será la protagonista del preludio.

Este año hay novedades en la calle del Infierno. El circo ya no es el Price de tan gratos recuerdos, sino el de la Política del momento. Hay quien se viene apuntando no a presidir el nuevo gobierno sino a emular a los Payasos de la Tele de los que por cierto, uno, Miliki, era andaluz de buena ley con partida de nacimiento registrada en Carmona.

La Prensa dará sus claveles, en esta ocasión con acertado sentido de reconocimiento a las labores benéficas y el Ayuntamiento probablemente seguirá obsequiando a visitantes ilustres y a personajes de la ciudad. Incluso a los pregoneros. Este año aún no he recibido la invitación.


Temo que he dejado de ser hasta personaje efímero.