sábado, 10 de diciembre de 2016

¿CARLOS QUINTO CARTERO REAL?


Vamos a ser serios y coherentes. O fundamentamos estas Fiestas Navideñas en los Santos Evangelios o nos las llevamos a un departamento creativo de una agencia de publicidad de la Quinta Avenida de Nueva York.

Las Navidades son lo que son porque un día al Dios Todopoderoso, Padre de la Humanidad, se le antojó encarnarse en el hombre que previamente había creado y lo hizo tomando a una chiquilla judía y confiándole el encargo.

Eso lo cuentan más o menos así dos amigos de ese muchacho que se llamó Jesús y vino al mundo en el pesebre de una cueva donde se refugiaban las mulas, los bueyes y los pastores y está en Belén. A estos dos narradores del acontecimiento los conocemos como Mateos y Lucas y sus descripciones de lo que pasó entonces sirvieron a los padres franciscanos para inventar el Nacimiento donde hoy vemos representados a todos los que participaron en aquel hecho histórico que modificó sustancialmente el curso de los siglos.

Entre estos personajes podemos encontrar a los Reyes Magos y, echando la imaginación a volar, es lícito suponer que los mágicos personajes que visitaron al nacido y le ofrecieron oro, incienso y mirra, iban precedidos por un cartero real para que recogiera las misivas de los niños que también se consideraban con derecho a recibir regalos.

Trastocar todo esto y convertir nada menos que al todopoderoso Carlos primero de España y quinto de Alemania en un funcionario de Correos como leo que están haciendo en el Alcázar sevillano, me parece una pasada.

Es como cerrar de golpe el Nuevo Testamento y volar en un jet a los tableros de dibujo donde se crearon Papa Noel, Santa Claus y todos los coloristas personajes que hoy nos seducen para que compremos, llenemos las tiendas y activemos las cajas registradoras de los grandes almacenes.


Hay que leer más e inventar menos. Aquí sobra un rey. Y nada menos que Carlos quinto. A los chiquillos los vamos a volver locos. Luego vienen los del Informe Pisa y dicen lo que dicen.

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