jueves, 9 de febrero de 2017

CUANDO LA TELE ERA LA RADIO



Rebuscando papeles antiguos ha llegado a mis manos un libro de fascículos encuadernados que ha atraído mi atención. Conserva los textos de la novela radiofónica “La sangre es roja” que, para la cadena SER, escribieran Guillermo Sautier Casaseca y Luisa Alberca.

En aquellos años, décadas de los cuarenta, los cincuenta y hasta los sesenta del pasado siglo, la radio que no era el pequeño transistor, sino el aparato de válvulas de volumen parecido al de nuestros receptores de televisión, ocupaba en el salón o comedor de cada casa el puesto que andando el tiempo  le fue arrebatado por la caja tonta.

Naturalmente aún no habían llegado ni “Amar es para siempre”, ni “Acacias 38” ni “El secreto de Puente Viejo” ni ninguna de  las series con las que las diferentes televisiones captan hoy la atención y la audiencia de los telespectadores y, en su lugar, se emitían  producciones radiadas similares a ésta llevadas a las ondas hertzianas por las bien timbradas voces de los integrantes del cuadro de actores de la emisora, envueltas siempre en una música atractiva y en adecuados efectos sonoros.

Sautier Casaseca y Luisa Alberca fueron dos novelistas nacidos a la sombra de la radiodifusión. Y, más en concreto, de esa radio. De la SER. Ambos fueron ganadores del concurso “Tu carrera es la radio”.

Sautier era un canario, funcionario civil del Ministerio de Marina y Luisa una mecanógrafa del Ejército del Aire, tía del locutor José Luis Pecker, el segundo ante el micrófono de los programas cara al público de Boby Deglané, que se ejercitaba en la mecanografía escribiendo cuentos hasta que inventó uno, lo mandó a la emisora y ganó el concurso.

Los dos fueron muy populares a través de la difusión diaria de los guiones que firmaban en el medio más importante de aquella época, la cadena radiofónica de la Sociedad Española de Radiodifusión que entonces disponía de once  emisoras propias y veinte asociadas.

La vida cotidiana de los españoles de esos años estuvo  acompañada por esas creaciones que, con una realización radiofónica espectacular, invitaba a soñar y servía como antídoto y liberación de apreturas y sinsabores.

“La sangre es roja” dispuso de un antecedente: “Lo que nunca muere” y ambos seriales fueron adaptados para cine y teatro y dispusieron de unos intérpretes de voces de oro y sensibilidad actoral acrecentada: Matilde Vilariño, Mercedes Conesa, Pedro Pablo Ayuso... En voz, vocalización, e interpretación acústica les daban sopas con onda a esos actores y actrices de hoy que aparecen en las pantallas cinematográficas y televisivas, rodadas con sonido directo, cuyas frases no entiende nadie y demuestran a las claras que jamás pisaron un Conservatorio de Declamación.

No hay comentarios: