martes, 18 de abril de 2017

OTRA MADRUGADA DE PANICO


Jamás me convertiré en un estratega de café. Me causan una explicable ternura contemplar, en el repaso de las páginas periodísticas del siglo diecinueve, las arriesgadas decisiones de aquellos sesudos contertulios dispuestos a resolver con templados movimientos de tacitas o azucarillos, los avances estratégicos en los campos de batalla de cualquiera de las contiendas de aquella centuria.

Pero no he tenido más remedio que rememorar aquellas inocentes digresiones tertulianas atendiendo varias reuniones televisivas que en estos días han tomado los incidentes sevillanos de la última Madrugada como temática de sus encuentros.

El antecedente más directo de esta agresión se halla en los sucesos de la Semana Santa sevillana del 2000 y a ello dediqué un libro “Madrugada de Pánico”, agotado en su día, del que se ha vuelto a hablar ahora.

Nadie de los que han participado en las tertulias a que me refiero creo que se lo haya leído. ¡Cuántos desatinos he llegado a oír! ¡Cuántas propuestas aventuradas! ¡Cuánta ignorancia facturada a buen precio!

La Madrugada mágica de la conmemoración religiosa más importante de la ciudad pudo establecerse, mantenerse y crecer asentada en las formas peculiares de convivir en comunidad del pueblo sevillano. Sin la llamada “cultura de la bulla”, herida de muerte aquel infausto año de los tres ceros esto no hubiera sido posible jamás.

Lo malo fue que las autoridades gubernativas y policiales de entonces se basaron en ella para dejarla sin protección y cuando las judiciales, jueces y fiscales, buscaron a los detenidos por la comisión directa de los desafueros, se encontraron que solo había uno y éste, atrapado por la Policía Local, ofrecía tan débiles sospechas de culpabilidad que pronto quedó en libertad.


Ahora es distinto. Se detuvieron a ocho iniciales inculpados y tres han sido enviados a  prisión provisional por el juez. Hay que seguir confiando en los profesionales. Lo demás puede no dejar de ser más que un vademécum de buenas intenciones. Pura estrategia de café.

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