sábado, 8 de abril de 2017

PEDAGOGIA PARA INCRÉDULOS



Triana me ha chafado un verso. Hace tiempo, en el poemario “La esquina encendida” escribí una composición que titulé “Jesús no muere en Triana” que empezaba diciendo “De la noche a la mañana, un tejer de sombra y luz, a Jesús pone en la cruz, pero no muere en Triana”. “En Triana la semana, con suspiros de azucenas, del Señor toma sus penas; pero no muere en Triana”... etc. etc. describiendo las cofradías asentadas en el barrio desde el Domingo de Ramos al Viernes Santo. Por eso terminaba afirmando: “Así pasa la romana, vida y muerte del Cachorro, que se va muriendo a chorro... pero  no muere en Triana”. “Porque no. Porque no le da la gana... a Triana”...

Pues ya si le da la gana. Mi poema ha quedado antiguo, obsoleto. Viejo. Como su autor.
Cristo muere en Triana y los trianeros lo sacan en procesión efigiado por Navarro Arteaga en un penitencial y severo cortejo.

El ruán aparece en el barrio collación y guarda. Lo hemos vuelto a ver en las cofradías de vísperas. Triana completa la secuencia de la Pasión del Redentor que, si permaneciera carente de los dos últimos capítulos esenciales: su muerte en la cruz y su resurrección gloriosa, se mostraría falta de trascendencia.

Esta es la pedagogía que la Iglesia jerárquica denomina religiosidad popular con la que el pueblo llano suple la torpeza o incapacidad de los clérigos de adaptar el misterio de Cristo y su mensaje de salvación a los tiempos que corren, sin atreverse a afrontar hasta ahora los desafíos del desaprovechado Concilio Vaticano segundo.

Tras la estridencia de las trompetas y el batir sordo de los tambores... tras la depuración del esfuerzo sacrificado del costal... y tras la conjunción olfativa de la cera crepitando y el azahar tiñendo de nieve olorosa las aceras... se alinean las preguntas terribles de los corazones conturbados: ¿cómo voy a morir? y ¿qué me voy a encontrar cuando me muera?...


Las palabras de consuelo del Mesías muerto y resucitado son necesarias hoy, como ayer y como siempre en la pedagogía comprensible de las cofradías.

No hay comentarios: