miércoles, 22 de noviembre de 2017

UN OLVIDO PERDONABLE


Tenía olvidado el blog. Tal vez porque estaba cansado de hablar de lo mismo. De los catalanes.

Más que cansado, harto. Hasta el gorro. Como gran parte de los españoles. Y más en estos días con el vergonzoso y cobarde chaqueteo que se traen los gestores encarcelados del proces para eludir sus responsabilidades y recuperar la libertad.

No sé si ustedes han comprobado que ahora suelen hablar en castellano. Siempre lo hacen cuando detectan el hastío de la sociedad. Más de una vez he pensado que debo exigir que no detraigan de los impuestos con los que Hacienda grava mi pensión el porcentaje que corresponda a lo que se paga para retribuir a los traductores. Si quieren que yo me entere, que hablen en mi lengua. Y que pronuncien como yo. Como lo hacemos los andaluces con el seseo o el ceceo con el que exportamos a la America hispana nuestra hermosa manera de hablar.

Creo que fue un actor catalán apellidado Santacana el que recitaba el Tenorio en el Teatro San Fernando y cuando decía eso de “llame al Cielo y no me oyó – y pues sus puertas me cierra – de mis pasos en la tierra – responda el cielo, no yo” y vestía su parlamento con el mismo acento con que lo hace Arthur Mas en sus discursos, salió una voz del patio de butacas y le dijo:

--Si lo oyó, pero no se enteró de nada.

Eso quisiera. No enterarme de nada. Y a otro menester más grato me he dedicado. A poner letra a los pasodobles taurinos que no la tienen.

En 1992 aparecía con el sello Coliseum “La copla se viste de luces” un LP de doce cortes protagonizado por Macarena del Río que, aparte de los populares pasodobles “La Giralda” y “Nerva”, contenía partituras dedicadas a los toreros históricos Marcial, Domingo Ortega y Manolete y a los aplaudidos de aquellos años Espartaco, Fernando Cepeda, Litri y Rafi Camino.

En la actualidad, hay muchas y muy buenas partituras, pero las letras casi brillan totalmente por su ausencia.

La consecuencia es que las nuevas figuras de la canción carecen de composiciones de carácter taurino para incluir en su repertorio.

Y los mecenas y gestores de la vida de los toreros actuales no disponen de este fundamental medio de promoción.

A resolver estas carencias viene este propósito para cuya ejecución he contado con el fenomenal apoyo de la Sociedad Filarmónica Nuestra Señora del Carmen de Salteras y de manera singular con el director titular de la misma maestro Guillermo Martínez Arana.

Se ha comenzado con el pasodoble “Al Cid” que dedicara al diestro de Salteras el reconocido compositor y antiguo director de la Banda Militar del Regimiento de Soria,  Abel Moreno.

El mismo ha realizado la adaptación de la partitura prevista inicialmente para banda a la tesitura vocal de la cancionista. Y ha sido Esther Ponce una emergente estrella de la expresión musicovocal la encargada de interpretar la letra.

El invento lo estrenamos el otro día en la peña de Salteras que lleva el  nombre del torero.

Fue un éxito. De seguir así, recuperamos las corridas de toros en la Monumental de Barcelona.

jueves, 9 de noviembre de 2017

SIEMPRE TOCA A LOS MISMOS


El coste tremendo de la deriva separatista correrá a cargo del esquilmado bolsillo de los ciudadanos medios y las molestias de la actuación de los piquetes cortando calles y vías férreas ante la pasividad de los agentes del orden para que los belgas no les acusen de brutalidad policial las sufrieron los que iban a su trabajo y no se meten en semejantes líos tal vez porque ya superaron la barrera de esa juventud adoctrinada y envenenada metódicamente durante años a la que en la actualidad es muy difícil bajar del delirio de su droga.

Los años invertidos en esa concienzuda pedagogía están dando ahora sus frutos. Es imposible revertir la situación a corto plazo y que la joven sociedad catalana aferrada a la mentalidad que les han formado con supercherías caiga de sus errores.

Nada de esto se ha improvisado. Los dirigentes nacionalistas saben de sobras que han construido una ficción que defienden con palabras cínicas tratando de cautivar adictos.
Quienes creyeran que con la aplicación del artículo 155 de la Constitución estaba arreglado todo, pronto han caído de su espejismo. 

Al gobierno toca en este momento complicado y difícil dejarse de prebendas que nunca saciaron la implacable demanda de los separatistas y seguir por la senda de firmeza constitucional marcada por el monarca.


A ello yo añadiría algo más: aumentar la plantilla de sus asesores en Relaciones Públicas y pedirles que se pongan las pilas recordando el principio esencial sobre el  que actúan estos profesionales: “hacerlo bien y hacerlo saber”.